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Aspapel presenta la IV Memoria de Sostenibilidad de la Industria del Papel

Aspapel presenta la IV Memoria de Sostenibilidad de la Industria del Papel

El uso de el crecimiento de la recogida de papel para reciclar, el importante impulso en la certificación forestal, el incremento en la valorización de los residuos del proceso y la alta implantación de los Sistema de Gestión Medioambiental son algunos de los aspectos más destacados del comportamiento ambiental del sector papelero español, recogidos en la Memoria de Sostenibilidad de la Industria del Papel, presentada ayer por Aspapel. "Somos un sector (afirmó Eduardo Querol, presidente de la asociación), que está desarrollando hoy el modelo de consumo y producción sostenible, en el que mañana se basará toda la producción industrial".

La memoria llega a su cuarta edición, que cubre el periodo 2011-2014, y sigue las recomendaciones de la nueva Guía G4 de GRI. Aspapel editó en 2005 la primera Memoria de Sostenibilidad del Papel, poniendo en marcha una iniciativa pionera en España. Ningún sector en su conjunto había hecho antes un ejercicio similar de transparencia. Para la determinación de los aspectos materiales incluidos en esta IV edición, se abrió un proceso de consulta y participación de los grupos de interés, a través una encuesta online, con el resultado de más de 300 respuestas recibidas, que ha permitido ampliar considerablemente los temas y el volumen de información con respecto a ediciones anteriores.

Gran salto en el desarrollo de la certificación forestal

La mitad de la celulosa y el papel que la industria papelera española puso en el mercado en 2014 contaba ya con certificación forestal y casi el 80% de la madera utilizada como materia prima para fabricarlo procedía de plantaciones locales de pino y eucalipto. Los productos del bosque son cada vez más demandados por la sociedad. Y lo serán aún más en el futuro, sustituyendo en mayor medida a materiales no renovables e intensivos en carbono. Por eso es esencial la certificación forestal, que garantiza al consumidor que esos productos forestales proceden de bosques gestionados de manera sostenible.

Según datos de la Memoria de Sostenibilidad de la Industria del Papel editada por Aspapel, actualmente tienen certificada su cadena de custodia el 72% de las fábricas de papel y el 100% de las de celulosa, así como el 85% de los proveedores de madera . En muy pocos años se ha conseguido un gran avance y hoy está certificada el 51% de la producción de celulosa de mercado y el 46% de la producción de papel vendido.

El cuello de botella, señala la memoria, sigue estando en el déficit de madera nacional certificada, que lastra la competitividad de la industria forestal española. La ausencia de instrumentos de gestión ágiles y eficaces ha sido tradicionalmente el gran escollo. Aunque en los últimos años se ha avanzado considerablemente, nuestros bosques requieren un impulso decidido para situarlos en los niveles de las masas forestales europeas.

La madera para papel se cultiva en 420.580 ha de plantaciones en proceso continuo de replantación y suponen el 2,3% de la superficie forestal española. E stas plantaciones son motor de la economía rural: generan 4.660 empleos directos y 15.378 indirectos. Además son grandes sumideros de CO2.

Los 5,7 M m3 de madera que la industria de la celulosa y el papel utilizó en 2014 como materia prima, proceden en un 78% de esas plantaciones locales.

Más del 80% de los residuos de fabricación del papel se valorizan

Actualmente el 81% de los residuos de fabricación se valorizan por distintas vías, según la Memoria de Sostenibilidad. Las principales son la valorización energética, fundamentalmente en la propia fábrica, el uso directo agrícola, el compostaje y su uso como materia prima en otras industrias (cementera, cerámica...). La política de gestión de los residuos de proceso papelero consiste en primer lugar en su minimización, a través del control de calidad de la materia prima y de mejoras en el proceso de fabricación. Y, en segundo lugar, en su valorización en distintas aplicaciones o su valorización energética. Sólo en el caso de que ninguna otra vía sea posible, se recurre a su eliminación en vertedero controlado.

Los residuos con destino a vertedero se han reducido de manera muy importante en los últimos años. Han pasado a representar del 35% en 2010 al actual 19%. Hay que destacar el gran avance producido en el uso de estos residuos como combustible fundamentalmente en la propia fábrica, que ha pasado de apenas un 3% en 2010 a casi el 28%.

En el ámbito de la fabricación, la filosofía de trabajo del sector se resume en dos líneas de actuación: innovación y eficiencia para fabricar papel con menos agua y menos energía; y conversión de los residuos del proceso en recursos, profundizando en el uso en cascada de la materia prima, en simbiosis con otras industrias. El 97% de la producción papelera en España se realiza bajo sistemas de gestión medioambiental (ISO o EMAS) y la buena evolución en cuanto al uso de agua y vertidos o en las emisiones.

La recogida de papel para reciclar vuelve a crecer con fuerza

Coincidiendo con la recuperación del consumo de papel (2,8%), l a recogida de papel usado crece de nuevo en 2014 y lo hace con fuerza, incrementándose un 4,1%. La evolución del consumo de papel está íntimamente ligada a la de la recogida de papel para reciclar. No obstante, en el caso español, la concienciación, el arraigo de los hábitos de reciclaje y el buen funcionamiento y la solidez de los sistemas de recogida han conseguido minimizar el impacto del descenso del consumo en áreas urbanas. A lo largo de la crisis, el consumo de papel se ha reducido un 23% mientras la recogida de papel para reciclar ha descendido alrededor del 11%, de forma mucho más moderada.

El “bosque urbano”, señala Aspapel, ha resistido a pie firme la segunda recesión. Ni la caída del consumo ni la obligada austeridad en la gestión pública han sido obstáculo para mantener los altos estándares conseguidos en recogida y reciclaje de papel. La colaboración administración-ciudadano-industria, la fortaleza y eficiencia de los sistemas de recogida y la capacidad recicladora de nuestra industria papelera son una combinación ganadora.

La recogida de papel en España alcanzó en 2008 su récord histórico al rozar los 5 Mt. En los años sucesivos experimentó, como consecuencia de la crisis, un descenso roto solo por el leve repunte de 2011. Y vuelve a crecer con fuerza en 2014. De los 135 kg de papel que un español consume al año como media, el 71% es reciclado en fábricas papeleras. Eso hace un total de 4,4 Mt recogidas en 2014 para su reciclaje. El pasado año, las fábricas papeleras españolas reciclaron 5,1 Mt de papel y cartón. En la UE, solo Alemania supera ese volumen de reciclaje.



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