La líder del mercado de pastas alimenticas, 'Gallo', prosigue con la tarea de innovación y renovación de su catálogo. Tras las mejoras introducidas en prácticamente todas sus gamas y especialidades, ahora le ha llegado el turno a la línea de pasta seca rellena, categoría que el pasado año perdió fuelle en distribución alimentaria moderna, con una bajada del 3,5% en volumen y del 3,1% en valor (datos Iri hasta finales de octubre de 2014). En total, en ese periodo de 52 semanas pasaron por caja en hipermercados y supermercados algo más de 2.338 t, equivalentes a 9,2 M€. La pasta seca rellena compite claramente con la fresca y, precisamente, con este movimiento Gallo busca convertir su gama en una alternativa real a la fresca, categoría que mueve unas 6.500 t y 51,5 M€ y que el año pasado mostró una evolución positiva. Ahora, con su seca rellena, Gallo trata de emular las ventajas de la fresca en sabor y textura y explotar las virtudes en las que ya vencía la seca, básicamente el mayor periodo de caducidad, principal hándicap del retailer a la hora de desarrollar el lineal de pasta fresca, que precisa de una alta rotación.
Así, Gallo ha mejorado el proceso de elaboración para conseguir una pasta "más suave y cercana a la fresca", apunta el fabricante. Este nuevo método de producción "permite obtener una pasta mejor hidratada, con gran sabor y textura más agradable en boca. Gracias al mayor tamaño de las piezas, a la mayor cantidad de relleno, así como a la menor pasteurización, el sabor de los ingredientes se mantiene y se disfruta mejor", explica la fabricante. Además, en este camino de "acercarse" a la pasta fresca, ahora la gama 'Gallo' es comercializada en bandeja tipo blister de 200 g en atmósfera protectora (6 meses de caducidad) a un pvp de 1,25 €. El producto requiere una cocción de 8 mintuos. La gama se compone de cuatro referencias de toretelloni (relleno de carne, queso, ricotta y espinacas y setas).