Se abren nuevas incógnitas
El favorable comportamiento del consumo doméstico, junto al reajuste de la producción, sumado a la esperanza en la recuperación del canal Horeca y en especial el regreso del turismo (algunos auguran incluso una vuelta de hasta el 60% de la normalidad a finalizar el año) han aupado los precios de los canales a la salida del matadero y a mediados de marzo se marcaba ya un máximo de 1,73 €/kg, casi al nivel de hace un año.
No obstante, varias son las dudas que se abaten de nuevo sobre el sector. La más importante es el imparable aumento del precio de las materias primas, desde finales de 2020. En el caso de los cereales (especialmente la soja y el maíz) este incremento llega al 40%, aunque también es importante el alza de las tarifas de materiales auxiliares, como el plástico y el cartón, e, incluso, el combustible. De mantenerse esta situación, en breve las industrias procesadoras de pollo se verían de nuevo en dificultades financieras, tras un año en que casi todas han perdido dinero. Igualmente, se teme que, tras el fin de los ERTE, se produzca una ola de despidos y la cara más dura de la crisis vuelva a contraer el consumo y, sobre todo, se tienda a las gamas más básicas. Por último, tampoco se está exento de que la pandemia se alargue más de lo esperado y el turismo vuelva a ser casi inexistente este 2021. Todo ello, podría llevar a nuevas empresas a su desaparición, como ya ocurrió en 2020 con Industria Alimentaria Crusvi y la sala de despiece madrileña Abadán Meats.








