Tras la imposición por parte del gobierno estadounidense el pasado mes de octubre de aranceles del 25% a ciertos productos europeos, entre ellos los vinos españoles de menos de 14º de alcohol y envasados en formatos menores a los 2 l, Trump ha anunciado que estudia incrementar estos impuestos hasta el 100% y ampliar su aplicación a todos los vinos europeos, independientemente de su graduación y envase.
Una decisión que entraría en vigor el próximo mes de febrero y que supone duplicar el precio en destino de los vinos europeos, lo que no sólo perjudicaría a sus elaboradores sino también, de forma importante, a los importadores y distribuidores americanos. Si bien están claras las consecuencias para las bodegas europeas, que tendrían que buscar nuevos mercados, también es evidente el perjuicio para el consumidor estadounidense, que pierde su capacidad de decisión y ve limitada su oferta. Según una nota de Reuters, se estima que esta medida costaría a EE.UU. unos 10.000 M€ en ingresos perdidos y el despido de 78.000 trabajadores.
Así, importadores, prescriptores y consumidores del país se están movilizando para impedir una medida que, en la práctica, supondría la desaparición de un gran volumen de vinos europeos de pequeñas tiendas y lineales, conllevando con ello la pérdida de empleos. Numerosas campañas por internet interpelan a los consumidores para que presenten alegaciones en contra de esta medida a través de la United States Trade Representative e incluso con el envío de cartas a senadores y congresistas rechazando los nuevos aranceles.
Pérdidas para las bodegas españolas
El sector del vino español exportó en 2018 a EE.UU. por valor de 315 M€ (sólo por detrás de la industria del aceite). Según una encuesta realizada por la Federación Española del Vino (FEV) entre sus asociados, casi el 90% de las bodegas españolas consideran que los aranceles impuestos por EE.UU. les afectan gravemente. Todas las bodegas han manifestado pérdidas en su facturación del mes de noviembre de 2019 en comparación con el mismo mes del año anterior y coinciden en que, de mantenerse esta medida durante seis meses (hasta abril de 2020), sufrirían una pérdida en las ventas que podría oscilar entre un 35% y un 50%.
Para las bodegas tanto grandes como medianas, pequeñas y microempresas, Estados Unidos supone de media casi el 26% de sus exportaciones fuera de la Unión Europea y es su tercer destino de exportación. No obstante, para una de cada cuatro bodegas, este país es su principal comprador.
Desde la entrada en vigor de los aranceles del 25% el pasado mes de octubre, la amplia mayoría se han visto obligados a aumentar el precio de venta al público de sus productos entre un 15% y un 25%. Por otra parte, en torno a un tercio de las bodegas han optado por absorber este incremento reduciendo el margen de beneficio propio o el correspondiente al importador y/o distribuidor.
Ante un posible aumento de la cuantía del arancel o su ampliación a otras categorías, las bodegas españolas se han mostrado muy preocupadas, señala la FEV, y algunas considerarían su salida del mercado estadounidense si esto sucediese, especialmente las de menor tamaño por no poder absorber un incremento adicional. Entre las mayores empresas, las principales opciones para mantener su posición en el mercado estadounidense pasan por incrementar sus actividades promocionales en el mercado norteamericano.
Los resultados del cuestionario han sido trasladados por la FEV al ministro de Agricultura, Luis Planas y a la ministra de Industria, Reyes Maroto. Además, se trasladarán al comisario europeo de Comercio, Phil Hogan, a través de la asociación europea Comité Vinos, de la que la FEV es miembro, antes de su inminente visita a Washington.
