Mientras esperamos la vacuna que nos permita cerrar esta etapa y cuando las economías mundiales empiezan a comprobar los estragos causados por el coronavirus -el PIB de España sufrió una caída del 18,5% en el segundo trimestre, un desplome histórico, y el FMI pronostica una caída del 12,8% para España en 2020-, en el sector empresarial debemos centrar nuestros esfuerzos en lograr la recuperación y ésta pasa, sin duda, por la digitalización. La pandemia ha evidenciado la importancia de la conectividad; así como de las competencias digitales para la economía, la sociedad y, por supuesto, para las empresas. No lo olvidemos.
En verano, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció un plan de 140.000 M€ para la digitalización en cinco años y apostó, durante la presentación de la agenda España Digital 2025, por la digitalización del modelo productivo de España. Parece evidente que nos esperan unos meses, años quizá, de reinvención, de centrar esfuerzos en materializar de una vez por todas la transformación digital. Muy especialmente en sectores estratégicos como la construcción, en el que la digitalización continúa siendo una asignatura pendiente. Ahora más que nunca, necesitamos un sector constructor fuerte, innovador, competitivo y productivo. La transformación digital es el camino para conseguirlo.
No me malinterprete el lector: nada más lejos que insinuar que no hay empresas constructoras innovadoras, referentes en materia de digitalización, en nuestro país; pero la realidad es que aún existen muchas organizaciones que no han abrazado la transformación digital y continúan sustentadas sobre modelos extremadamente tradicionales que les restan valor y competitividad. Esto genera una pérdida de oportunidades abrumadora.
La implementación de la tecnología BIM, primer paso en esta transición digital, podría suponer un ahorro de hasta el 25% de los costes, según el informe “Digitalization of the construction industry: The revolution is underway”, elaborado por la consultora Oliver Wyman. Ahora bien, como también detalla este informe, la digitalización no solo tiene que ver con la tecnología, sino que influye en la organización, los procesos y las personas. Supone un cambio de la cultura de la compañía y de cómo se comporta. No podría estar más de acuerdo con esto. Precisamente por ello es aún más imperativa, ya que abriría la puerta a más empleo cualificado, nos permitía sumarnos a la economía del dato, exprimiendo todas las oportunidades en torno al Big Data, e incrementaría la seguridad para nuestros profesionales, entre otros beneficios.
En definitiva, digitalizar la construcción evitaría errores de ejecución, reduciría costes y plazos, profesionalizaría el sector y facilitaría el trabajo de nuestros profesionales al tiempo que incrementaría la calidad final. Teniendo en cuenta todo esto, ¿por qué seguir esperando? Ojalá que esta experiencia distópica que estamos viviendo en 2020 haya servido, al menos, para prepararnos para acometer la transformación digital tan necesaria desde hace años. Ojalá recordemos también 2020 como el año en el que abordamos la digitalización.
Juan Jesús González es director general de planificación y organización corporativa de Grupo Avintia
