El cóctel formado por la restricción del crédito, los recortes en la obra pública y el aumento de la morosidad siguen agitando el sector de la construcción en España y disminuyendo el volumen de negocio de las empresas que participan en él. La crisis residencial, unida ahora al fuerte parón de la obra pública como consecuencia del endeudamiento de las administraciones, no han podido ser compensados con negocios como la rehabilitación o la eficiencia energética que progresan, pero no suficientemente. En este contexto, con un mercado nacional cada vez más ajustado, las constructoras españolas llevan un par de años potenciando su negocio exterior con el objetivo de garantizar su supervivencia. En este sentido, las 500 principales constructoras y promotoras españolas redujeron sus ingresos un 12,4% en 2010 hasta alcanzar los 81.584 M€ , un descenso que podría rondar el 10% en 2011 , según se desprende del informe anual elaborado por Construcción Alimarket -ver reportaje completo en el enlace adjunto- .
Mientras que las pequeñas y medianas empresas se aferran a los continuos ajustes para sobrevivir y ser competitivas, las grandes constructoras se vuelcan hacia la globalización de su negocio al exterior, abanderadas por las cotizadas ACS, FCC, Ferrovial, Acciona, OHL y Sacyr-Vallehermoso, que en apenas cuatro años han duplicado el peso de sus ventas internacionales. En cuanto al negocio inmobiliario , la banca ha asumido el control del mismo y no sólo toman las decisiones en las principales inmobiliarias del país (Metrovacesa, Vallehermoso o Reyal Urbis) sino que cuentan con sus propias filiales promotoras (Servihabitat XXI o CatalunyaCaixa), lo cual les permite controlar la escasa obra nueva que se levanta en España.
