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La transformación digital de la renovada industria vitivinícola

La transformación digital de la renovada industria vitivinícola

Con más de 1 M h (el 15% del total mundial y el 30% del total europeo), España es uno de los mayores productores mundiales de vino, con más de 32 M hl anuales, 23 M de los cuales van a abastecer a mercados extranjeros, lo que nos convierte también en un líder en la exportación.

Aunque es muy importante el peso de la tradición en los procesos de producción del vino que siguen las más de 4.000 bodegas españolas (de acuerdo con las cifras del Observatorio Español del Mercado del Vino, OEMV), este sector está también inmerso en una revolución imparable con la adopción de nuevas tecnologías. Para las 70 DO que existen en nuestro país, esta innovación les ayuda a desarrollar una vinicultura más competitiva que resulta en vinos de alta calidad y costes de producción sostenibles.

Nuevas herramientas para acelerar el proceso de toma de decisiones

La Internet de las Cosas (IoT), el Big Data, la Nube, la Inteligencia de Negocio, los drones,... son tecnologías que se han hecho un hueco en el sector vitivinícola y han acelerado los procesos de toma de decisiones en todos los ámbitos. Se utiliza información objetiva y datos que provienen de sensores, algoritmos y protocolos de proceso de datos capaces de analizar rápidamente un sinfín de variables, de forma precisa y eficiente.

Y sin embargo combinan bien con la tradición. No hay nada raro en encontrar murciélagos voraces y hoteles para mariquitas compartiendo espacio con drones, los recién llegados a los viñedos, para prevenir, controlar y reducir los daños causados por plagas como la filoxera, algo que ha requerido hasta ahora de inspecciones visuales. Con la sostenibilidad siempre presente, están abandonando el uso de pesticidas para ceder el control de plagas a la propia naturaleza y mejorar el equilibrio natural y minimizar el uso de productos químicos en la lucha contra los parásitos.

Ahora tenemos aplicaciones que analizan e interpretan las imágenes que han sido tomadas por los drones. Se pone en relación esa información con variables como la producción, o la densidad de plantas y biomasa, para proporcionar información detallada sobre los mapas de la cosecha, recomendaciones de fertilización, riego, poda y variabilidad en cada finca analizada.

El Big Data aumenta la competitividad

Este proceso de modernización ha creado un nuevo escenario, con lápices digitales que adquieren datos y cuentan racimos por tamaño o peso de la uva a lo largo del ciclo de maduración, o proyectos de Big Data que hacen al sector más competitivo y proporcionan en tiempo real monitorización de las cosechas y miden el estrés hídrico de cada vid, poniendo esta información a disposición de dispositivos móviles, por SMS o a través de una aplicación web. Existen también procesos innovadores de fermentación inteligente y procesos de envejecimiento que detectan los factores de riesgo con objeto de prevenir problemas y una larga lista de tecnologías diseñadas para mejorar la calidad y reducir los costes.

Algunos analizan el porcentaje de alcohol, los niveles de potasio y el pH de las uvas en minutos, otros realizan análisis diarios de conductividad del suelo, hay también estaciones meteorológicas en los propios viñedos y otros que hacen estudios detallados que ayudan a elegir el tipo de corcho o el grano de madera de roble del barril que determina su porosidad. Todo ello contribuye a reducir el impacto ambiental al reducir el uso de fitosanitarios, abonos, agua de riego y electricidad, incluyendo el uso de energía geotérmica para reducir las emisiones de carbono.

La enorme oportunidad que ofrecen el comercio electrónico y el enoturismo

La innovación va más allá de la modernización y el uso de tecnología en los procesos de producción o en las instalaciones de las bodegas. Internet, las nuevas herramientas de marketing digital y las redes sociales, tienen también su lugar en las bodegas, que persiguen con ello tres metas principales: Aumentar las ventas nacionales e internacionales a través del comercio electrónico, promover el enoturismo y atraerse a los millenials y a nuevos consumidores que no están aún familiarizados con el mundo del vino, a los que quieren convencer de que introduzcan el vino en sus preferencias culturales y de ocio.

El comercio electrónico ofrece a las empresas un entorno nuevo y lleno de oportunidades. Este entorno ofrece a los consumidores una experiencia diferente y única asociada a las recomendaciones y a servicios de consultoría, una aproximación personal y un proceso de compra online agradable y seguro, rematado en una bien cuidada entrega del producto. El resultado es la proliferación de tiendas online que ofrecen una interminable selección de marcas y vinos. La experiencia en este caso no se limita simplemente a la compra. Los usuarios también se interesan por las recomendaciones de los expertos, los posibles maridajes y las comparaciones de precios. Toda esta información tiene que actualizarse de forma permanente.

El enoturismo ha sido también un factor importante en la digitalización de las bodegas, algunas de las cuales se han convertido en hoteles de lujo y centros de reunión diseñados por los mejores arquitectos del mundo. Su gastronomía, preparada por chefs famosos, las rutas del vino, las sesiones de cata y los clubes de vino han revolucionado el turismo y han conducido a la creación de sitios web especializados en vacaciones relacionadas con el mundo del vino.

El tamaño de las bodegas, un reto para la incorporación de la tecnología

La mayoría de las bodegas españolas son PYMEs, un hecho que, hasta cierto punto, impide su adaptación a la vinicultura de precisión. Para salvar este obstáculo, se han puesto en marcha proyectos para desarrollar sistemas capaces de integrar diferentes tecnologías de sensores y Big Data para bodegas que por su tamaño tendrían muy difícil hacer individualmente el esfuerzo financiero requerido. Uno de estos casos es la puesta en marcha del Programa Nacional de Desarrollo Rural, financiado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente (MAPAMA) y el Fondo Europeo de Desarrollo Rural (EAFRD) y se centra en la colaboración de diferentes bodegas de un determinado ámbito geográfico.

Las ventas online son también un canal nuevo para las pequeñas bodegas. Lo primero y fundamental es valorar los costes y los requisitos operativos para estar seguros de que poner en marcha una tienda online es factible para la bodega, o bien utilizar tiendas de otros o sencillamente poner sus productos a la venta en un gran operador de comercio electrónico.

La innovación requiere nuevos perfiles profesionales

Todas estas nuevas tecnologías ayudan a expandir el mercado y atraen y retienen a clientes nacionales e internacionales. Sin embargo también suponen un importante reto en el campo de la logística y de la estrategia de una marca. El creciente uso de la tecnología en la industria vitivinícola está creando un nuevo entorno de trabajo que requiere buena formación y personal cualificado. Expertos en análisis de datos y personal con extenso conocimiento del marketing digital, SEO para poder situarse en nuevos mercados y atraer nuevos clientes con pocos conocimientos sobre el mundo del vino, o diseñadores gráficos capaces de reinventar los diseños de las botellas y su etiquetado, trabajando mano a mano con profesionales de la comercialización. Vinos con nuevos sabores y colores, un gran salto adelante desde los estándares clásicos del sector, vigentes hasta hace unos pocos años.

La tradición no es incompatible con la innovación. Juntas abren un enorme mundo de oportunidades. Es simplemente una cuestión de saber cómo aprovechar la oportunidad.



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