Murano, una empresa italiana especializada en el procesado de fruta deshidratada y frutos secos de Pomigliano d'Arco, cerca de Nápoles, ha desarrollado una inversión por valor de 15 M€ destinada a renovar y ampliar su fábrica, un proyecto en el que se incluye la adquisición de varios equipos de la marca Ishida. Además de la construcción de edificios nuevos, la inversión se ha centrado en el control total de todos los procesos de producción y envasado. De esta forma, se han optimizado los flujos de producción, con lo que los procesos ahora son más rápidos, flexibles y eficientes, la calidad en general ha aumentado y se han reducido un 20% los costes de producción.
Las pesadoras multicabezal de Ishida están presentes en siete de las ocho líneas completamente automatizadas de la fábrica. Los dos últimos modelos que se han instalado son pesadoras de 14 cabezales de la serie RS, de probado rendimiento, una con tolvas de 3 l y otra de 1,5 l. Están envasando pesos objetivo de entre 40 gr. y 1 kg, con una precisión exacta de menos de un gramo.
Las pesadoras colocan los productos en envases de diversos formatos, incluidas bolsas de fondo plano o de tipo almohada. La velocidad va desde los 140 envases/min. para las bolsas de 40 y 50 gr. hasta los 75 envases/min. para formatos de 500 gr. Otra pesadora de la fábrica envasa cacahuetes en tarrinas de plástico a 60 envases/min. con un sistema especial de distribución que llena los dos recipientes simultáneamente. En el caso de la fruta deshidratada, las superficies en relieve especiales de las pesadoras ayudan a un mejor desplazamiento del producto, hacia las tolvas de depósito y peso.
Para un control de calidad eficaz, los sistemas de rayos X de Ishida detectan diversos contaminantes, mientras que las controladoras de peso DACS-G garantizan que todos los envases cumplan los requisitos legales de peso. La función de los sistemas de rayos X es especialmente vital para los productos naturales, muchos de los cuales se recogen directamente del suelo. Los sistemas de rayos X de Ishida cuentan con la tecnología única de algoritmo genético (AG) de Ishida, que permite a los operarios “entrenar” el sistema de rayos X para una mayor sensibilidad a determinados elementos contaminantes. Además, puede hallarse con exactitud el lugar de la contaminación.
