La alemana Beeskin, radicada en Berlín, ha comenzado a distribuir sus productos en el mercado español. La compañía está especializada en la fabricación de envoltorios realizados a base de cera de abejas con los que no sólo se evitan residuos, sino que además mantienen los alimentos frescos durante más tiempo, gracias a las propiedades antibacterianas y transpirables del material. Los envoltorios Beeskin pueden reutilizarse durante un año y son 100% biodegradables.

El producto está indicado para el envasado de productos como frutas y verduras, sándwiches, bocadillos o snacks. Según la compañía, sólo la piña, el pescado y la carne cruda no son aptos para estos envoltorios. También resulta idóneo para proteger recipientes o platos con alimentos que deseemos guardar en el frigorífico u congelador, donde estos envoltorios se endurecen, formando una tapa rígida.

Para cubrir los alimentos, simplemente es necesario envolverlos con este material y presionar ligeramente con las manos. El calor del contacto con la piel permite moldearlo y que se adhiera a sí mismo o al objeto o alimento a envasar. Funciona incluso en superficies lisas. Después de su uso, simplemente es necesario enjuagar con agua fría y un poco de detergente (natural y sin alcohol) para devolverlo a su forma original. Los envoltorios están disponibles en cuatro tamaños diferentes y se pueden adquirir a través de su tienda online.

"En el poco tiempo desde nuestro lanzamiento en Alemania, en septiembre de 2018, ya tenemos una alta tasa de usuarios asiduos a nuestros productos y las críticas son fantásticas”, ha comentado la fundadora de Beeskin, Tina Sauer. Las láminas Beeskin se fabrican exclusivamente con materiales europeos: algodón orgánico con el certificado GOTS (Global Organic Textile Standard), cera de abejas de Alemania testeada para detectar residuos de sustancias nocivas y pesticidas, resina y aceite de jojoba orgánico. La producción se realiza por un pequeño equipo en Berlín. La misma fundadora de la compañía participa en la producción junto a su esposo Christian, quien desarrolló la exclusiva máquina con la que se fabrica este material.