Cuando hablamos hoy de la fabricación y distribución alimentaria, es difícil no recordar el despilfarro por diferentes causas, desde calidades no conformes de materias primas y errores de proceso en los fabricantes, pasando por la ineficiencia y deterioros en la cadena logística, y terminando en la frecuente falta de conciencia en los hogares. Pero dejemos ahora a un lado a éstos últimos, con una problemática mucho más dispersa, para concentrarnos en las plantas y flujos de suministros hasta ellos. Crear ejemplo. Porque no se trata solamente de un problema de costes; es más, esto es lo menos importante. Es, sobre todo, un asunto moral, cuando hay tantas personas en el Mundo que pasan hambre. Y mirándolo de forma egoísta por las empresas del sector, será un problema el que las personas que trabajan en ellas, cada vez más preparadas y cultas, están concienciándose, y esperan que las organizaciones hagamos algo determinante para evitar semejante disparate. Afortunadamente, nos puede ayudar el que la base real del 4.0, modelo de funcionamiento de la fábricadel futuro, no son los robots, ni la informática inteligente -aunque estas sean herramientas valiosas a su servicio-. La base real y sostenible en el tiempo es el que las personas empleadas a todos los niveles se motiven con la tecnología y métodos que manejan al ver que comprenden sus intríngulis técnicos y su sentido estratégico y social, y que se sientan entonces capaces de hacerlos evolucionar.
Por lo tanto, la situación actual muy pronto no va a ser sostenible, empresarialmente hablando, por representar una incoherencia ética para sus personas. Pero para lograr avances significativos, debemos plantearnos visiones radicales: despilfarros cero. ¿Pues por qué no?... Esto ya lo manejamos en plantas de fabricación de todo tipo, mucho más complejas y tecnológicamente intensas que la cadena de distribución, y frecuentemente también que los procesos en plantas alimentarias. Para aproximarnos con determinación a este tenso y necesario objetivo, debemos aplicar una serie de acciones conectadas entre, por ejemplo, flujos optimizados y lotes de transferencia “casi-uno” que sean económicamente interesantes, una organización de los lineales muy precisa que permita, entre otros, una rotación física sencilla, eficiente, y quizá automatizada, para presentar continuamente los productos por su fecha de caducidad, y un circuito eficaz y simplificado para el proceso de aprovechamiento útil de todo aquello que, siendo apto para el consumo, no es “presentable” en punto de venta mezclado con lo demás (por ejemplo, por deterioro estético de envases).
Una vez que hemos estudiado un diseño preliminar para todo ello (que es la infraestructura física), tiene sentido el optimizar y hacerlo mas viable con las técnicas 4.0, convirtiéndolo en mucho más ágil y rentable. La forma en que este importante punto tiene que llevarse a cabo, pasa por tener una ESTRATEGIA TECNOLÓGICA basada en 4.0 de forma que haga interesante, con un pay-back adecuado, resolver las dificultades que una visión radical de “despilfarro cero” pueda tener. Particularmente son de interés:
- La aplicación de robots humanoides en manipulaciones complementarias y especiales en fabricación, en el lineal, y en almacenes conexos
- La utilización de programas inteligentes de modelización y simulación avanzados (como Promind®, por ejemplo), para la predicción de desperdicios y guía integrada para evitarlos.
Y es importante esquivar una ilusión: en esta situación ilógica no debe consolarnos pensar que una parte de lo desechado se cede a bancos de alimentos. Así estamos creando “consumidores de segunda clase”.Si reducimos drásticamente esos errores de proceso, y con ello costes, podremos aplicar la solidaridad social con la limpieza que le debemos; dar a los más necesitados productos de primera calidad, dedicar el ahorro a promover su escolarización y formación, y así no simplemente cederles lo indeseado por nuestra viciada sociedad.
