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La capacidad lingüística de los profesionales de la medicina en países de habla inglesa se pone a prueba

La capacidad lingüística de los profesionales de la medicina en países de habla inglesa se pone a prueba

Durante los años de la crisis muchos profesionales de la medicina han buscado oportunidades laborales en otros países; con la mejora de la situación económica la movilidad internacional de médicos y enfermeras, entre otros, continúa, aunque lo que se busca ahora es vivir una experiencia capaz de enriquecer sus carreras con una práctica basada en la observación de los métodos y maneras de trabajo que se llevan a cabo fuera de nuestras fronteras.

Al mismo tiempo, nuestros profesionales de la medicina son altamente reconocidos y demandados en muchos países del mundo. Pero la realidad es que, en más de una ocasión, la barrera lingüística ha sido un obstáculo para el acceso a buenas oportunidades laborales en países de habla inglesa.

Entre los problemas que algunos profesionales españoles han encontrado al ejercer su trabajo en otros países se encuentra una cierta, cuando no abierta, desconfianza del paciente al ponerse en manos de un profesional no nativo. El paciente y sus familiares necesitan tener plena confianza en los profesionales que les atienden y el sistema sanitario en su personal médico. Una manera de conseguirla es la percepción de que existe una compresión absoluta hacia los problemas médicos. Al mismo tiempo, los sistemas sanitarios están obligados a garantizar una atención médica en la que el origen de los profesionales no constituya un motivo de rechazo hacia el servicio que prestan.

Estos profesionales se enfrentan, así pues, al reto de demostrar que poseen las destrezas lingüísticas en lengua inglesa necesarias para ejercer su profesión con plenas garantías. La creciente movilidad de los trabajadores hace que los sistemas sanitarios públicos y privados de muchos países se estén planteando la mejor manera de reclutar personal médico capacitado para cumplir con su labor, especialmente cuando ésta se desarrolla en contacto directo con los pacientes.

De este modo, han surgido requisitos como la decisión tomada por el Consejo de Enfermería y Obstetricia británico (NMC, en inglés) en enero de 2016, fecha desde la que se exige el nivel C1 del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas como condición para poder inscribirse en su registro y, por tanto, ejercer en Reino Unido. Otra institución fundamental en el sistema sanitario del Reino Unido que también exige un reconocimiento explícito es el General Medical Council, que agrupa a los médicos. Pero ambos no son excepcionales, otros muchos organismos en países de habla inglesa exigen un certificado de dominio del idioma para evaluar la competencia lingüística de los postulantes en expresión oral y escrita (Listening and Speaking) y en comprensión auditiva y de lectura (Listening and Reading).

La pregunta que se están haciendo ahora organismos tan importantes como los ya mencionados GMC (General Medical Council de UK), y NMC (Nursing and Midwifery Council) y otros como el NMBI (Nursing and Midwifery Board of Ireland) o el MC (Medical Council of Ireland) es cómo asegurarse de que un profesional no nativo va a ser capaz de comunicarse con el paciente con plenas garantías clínicas y, a menudo, en situaciones de presión. ¿Es suficiente contar con un certificado de inglés general o sería conveniente pedir uno más específico de la profesión médica?

En este contexto ha hecho irrupción un nuevo examen, el OET (Occupational English Test) de la Universidad de Cambridge que ha sido diseñado específicamente para el entorno sanitario y que los organismos y países de los que hemos hablado ya admiten en sus sistemas de selección. La clave está en que un examen de estas características, destinado a certificar con absoluta validez la capacidad lingüística de los profesionales de las ciencias de la salud, sea capaz de reproducir escenarios reales de comunicación. Estos deben ser similares a los que los profesionales pueden encontrar cada día en el desarrollo de su trabajo. Por ejemplo, las habilidades comunicativas de una enfermera pueden ser evaluadas a través deuna dramatización cara a cara en el que se recrea una situación real con un interlocutor que asume el papel de un paciente o de la familia que le acompaña. De esta forma, el profesional es capaz de saber qué es lo que se espera de él en materia lingüística y de relevancia comunicativa en diferentes escenarios.

La eficacia de una prueba de este tipo se refiere también a su capacidad de adaptación de las preguntas a las diferentes profesiones relacionadas con la medicina: médicos, enfermeras, fisioterapeutas, dentistas, etc. y que, además, se evalúe un inglés internacional que capacite al profesional a comunicarse en cualquier parte del mundo en la que desee ejercer su profesión.

Muchas zonas del mundo están abiertas a los profesionales de la medicina. Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido e Irlanda son los destinos más populares para el personal médico, de enfermería y obstetricia que busca desarrollar su carrera profesional en el extranjero. Además, otros muchos países de habla inglesa ofrecen condiciones muy atractivas para el personal sanitario. Dubái y Singapur son dos de ellos; y también cabe mencionar otros destinos, como Namibia, donde existe una importante comunidad española dedicada a la medicina y muy asentada en la zona. En todos ellos, el denominador común es la necesidad de demostrar un dominio adecuado del inglés que les permita centrarse en lo que de verdad importa: sus pacientes y su experiencia médica.

Mario Legido es Responsable de Reconocimiento de Cambridge Assessment English en España y Portugal



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