En 2018 la comercialización de Cava se situó en 244,47 M de botellas, un 3,2% menos que un año antes, por una facturación de 1.146,8 M€, un 0,2% por debajo de la campaña precedente.
Mientras que las exportaciones crecieron en un 1,8%, hasta los 165 M de botellas, lo que supone un récord histórico, en cambio el mercado nacional concluyó con una caída del 12%. Un dato que tiene que ver con el boicot a los productos catalanes, por el conflicto político en relación al referendum del 1 de octubre, que provocó unas mercas en las ventas navideñas, la principal época de consumo del cava.
Entre los principales mercados exteriores, Alemania, EE.UU. y Francia consiguieron crecer (un 2,2%, un 3,2% y un 10,9%, respectivamente), mientras que Bélgica Y Reino Unido redujeron sus compras del espumoso español un 4,8% y un 6,4%, respectivamente.
El Consejo Regulador ha destacado el incremento experimentado por los cavas premium (Cava de Paraje y Gran Reserva), de un 20%, y de los cavas ecológicos, de un 76%, si bien este último apenas supone el 4,3% del volumen total.
Javier Pagés, presidente del Consejo Regulador del Cava, ha vuelto a destacar su apuesta por el valor, frente al volumen, con la presentación del nuevo plan estratégico, alrededor de tres líneas básicas: la creación de una nueva segmentación y zonificación (que incluirá la creación de subzonas, tanto en Cataluña, como en Extremadura, Rioja y Valencia); la potenciación de la garantía de calidad y control (con el aumento de las exigencias normativas para los cavas de alta gama); y el incremento de la promoción.