El gran parque de ascensores instalad o en nuestro país, superior a las 700.000 unidades , se ha convertido en la tabla de salvación de un sector que ha visto caer en picado las nuevas instalaciones con la paralización de la edificación. Los servicios han tomado el relevo a las ventas de nuevos equipos como la principal división de las grandes operadoras, que mantienen además un pulso abierto para ampliar su cartera de aparatos en mantenimiento. La competencia se ha disparado para hacerse con nuevos contratos de servicios , mientras que la compra de pequeñas y medianas instaladoras locales sigue siendo una de las opciones más utilizadas para consolidar dicha cartera. Sólo en los últimos meses, operadores como la madrileña Fain , la zaragozana Inelsa y las multinacionales Zardoya y Kone han protagonizado operaciones de compra de competidores más pequeños.
Además, la internacionalización se ha convertido en otra de las salidas más apetecibles para paliar la caída de ventas en el mercado doméstico, con la cooperativa Orona al frente de ese proceso. De hecho, el grupo guipuzcoano mantiene una carrera de adquisiciones en Europa con el objetivo de crear un gran grupo de elevación en el Viejo Continente. Por último, y a pesar de la adversa coyuntura, el sector no ha bajado el ritmo inversor y ha sido testigo de varios proyectos de envergadura en los últimos tiempos. La mejora de las instalaciones productivas y el I+D toman renovado protagonismo con los proyectos industriales llevados a cabo por empresas como Thyssenkrupp , Zardoya, Orona, Imem y Eninter .