El paso de Filomena y otras borrascas ha borrado de un plumazo la preocupación que, sobre la escasez de agua, se barruntaba desde hace años. Ahora, cuando las aguas vuelven a su cauce, parece que este problema es menor. Y no es así.
No hay que dejar de trasladar a la sociedad la importancia de este bien escaso, porque de su correcta gestión dependerán las economías familiares. Y es que, desde el pasado mes de agosto de 2021 existe una normativa que obliga a cambiar, en el plazo de cinco años, los contadores de agua fría y caliente con más de 12 años de antigüedad. Una medida que afectará a tres millones de hogares y supondrá un ahorro medio de 35 € anuales.
Solo en Madrid, habrá que sustituir unos 600.000 contadores de agua fría y/o caliente, que se corresponden con aproximadamente medio millón de viviendas (algunas tienen ambos tipos de contadores). El ahorro medio, que es de un 15% anual en toda España, puede suponer unos 40 € al año de ahorro en un hogar madrileño. En cambio, en porcentajes generales, para una familia media española, que gasta unos 225 € al año en agua, sustituir los contadores significará un ahorro cercano a los 35 € anuales.
Con todo, los propietarios de los contadores, ya sean personas físicas o comunidades de propietarios, no necesitan realizar cuantiosas inversiones, ya que los contadores antiguos se pueden sustituir por otros nuevos, de lectura remota y más precisos, por pocos euros al mes, incluyendo instalación y mantenimiento.
Pero lo más importante es que con estos contadores modernos, con medición equilibrada, las familias tendrán más información de cómo y cuándo consumen el agua en sus viviendas. Y esto es así porque podrán acceder gratuitamente por internet a sus datos de consumo diario, algo que hasta ahora y, paradójicamente, todavía no pueden hacer en referencia a los consumos de gas o electricidad, pese a tener más peso en la factura energética.
Con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebra hoy, 22 de marzo, es importante recordar que la norma que obliga a la sustitución de contadores, no tiene un afán recaudatorio, sino que busca conseguir un ahorro energético y económico, además de favorecer una mayor transparencia y seguridad para el consumidor. Y es que, los nuevos aparatos no solo permitirán una lectura a distancia, sin necesidad de acceder a la vivienda, sino que los usuarios podrán conocer sus consumos y adaptarlos a sus hábitos diarios.
Si bien todavía no se ha cumplido un año de la entrada en vigor de esta nueva normativa, que se vio interrumpida por la pandemia, prolongándose la fecha de inicio durante dos meses más, el ritmo de sustitución es más bajo del esperado; aunque creemos que, a partir del segundo semestre de 2021, se verá una clara reactivación.
La no celebración de juntas de propietarios a causa de la Covid-19, que impide la decisión del cambio de contadores cuando esta recae sobre la comunidad de propietarios, y la sensación de ausencia de premura que existe en el ciudadano para realizar la sustitución, cuando todavía quedan cuatro años para proceder al cambio de contadores, está frenando esta iniciativa. Pero no en seco.
No esperar al último día el cambio del nuevo contador es la consigna más aceptada. Es improbable que se forme un cuello de botella por la falta de suministro, que de momento está garantizado, pero cuando existe crisis, los 35 € que de media se puede ahorrar cada familia dan para mucho. No perdamos la oportunidad.
Ignacio Abati, director general de Ista