El sector inmobiliario siempre ha sido cambiante y cíclico. Sin embargo, la Covid-19 ha supuesto un antes y un después. La consultora CBRE elaboró un estudio a principios de 2020 que revelaba que el 30% del sector no disponía de un plan digital para su empresa. Del escrito se extraían cifras que plasmaban cierta inmadurez digital, como que tan solo un 9% de las inmobiliarias decidieron incrementar una partida presupuestaria para fomentar la tecnología y potenciar su faceta digital.
Las proptech aterrizaron, precisamente para implementar lo digital a lo inmobiliario. Para adaptar el sector a las nuevas exigencias vitales, a través de la tecnología. Esto hizo que los procesos de compraventa abriesen su propio camino en un panorama hasta entonces impensable y totalmente nuevo, en el que el que vendedores y compradores han sido los principales beneficiarios.
Sin embargo, es un error pensar que ir un paso por delante en el ámbito digital sea sinónimo de excelencia. La pandemia nos ha demostrado que todo fluctúa y nada es definitivo y, por ello, la escucha activa es un ejercicio que el sector proptech debe poner en práctica.
A través de estudios de mercado, como el que ha llevado a cabo Housell, se puede plasmar un retrato tentativo de la sociedad, de lo que necesita un propietario para vender su vivienda y las cifras hablan claro: en tiempos de Covid, el 80% de los propietarios en España elegirían un servicio telemático o digital para vender su vivienda.
Si algo ha demostrado la pandemia es que el futuro del sector inmobiliario español será digital, flexible y transparente o no será. Por ello es esencial mimetizarse con el entorno que nos rodea y saber reinventarse y responder a la demanda. Desde las proptech tenemos que empezar a escuchar, aprender, evolucionar y reinventarse día a día para cumplir el objetivo con el que llegamos al sector: pensar en cómo podemos facilitar la vida de todos. Las consecuencias de la Covid solo han sido el primer paso de la gran revolución del sector en nuestro país.
Guillermo Llibre es CEO de Housell