Actualmente, los sectores industriales nos encontramos ante un escenario retador, que nos obliga a agudizar el ingenio y demostrar nuestra capacidad de adaptación. Por un lado, la crisis de materias primas como el acero, aluminio o cobre, tan necesarios en la fabricación de motores eléctricos, está haciendo aumentar sus precios hasta un 300%. Por otro lado, la crisis de componentes electrónicos también alcanza a un sector que importa gran parte de sus componentes del mercado asiático.
A pesar de esto, los fabricantes nos comprometemos a mantener las condiciones de nuestra producción, reduciendo el impacto de estas circunstancias en nuestros clientes. Gracias a lo cual, observamos cómo se mantiene un elevado nivel de la demanda de las soluciones ofrecidas al mercado, lo que demuestra la fortaleza del sector.
Un ejemplo de ello es el regreso al formato presencial en eventos y ferias sectoriales, como Rebuild 2022. Allí, hemos visto niveles de asistencia previos a la pandemia donde la demanda de expositores se ha disparado. En el mercado de la domótica y el hogar inteligente nos encontramos un sector dinámico que vuelve al formato presencial lleno de entusiasmo y nuevas propuestas.
Pasados los peores momentos de la crisis sanitaria, el 2020 y 2021 han supuesto una gran oportunidad para el sector domótico impulsado principalmente por la demanda de productos para la protección solar. Con el confinamiento, el cliente final ha redescubierto las terrazas y ha decidido invertir en convertirlas en un espacio más del hogar, habitable, cómodo y confortable.
Por otra parte, la demanda de sistemas para crear Smart Homes también se ha disparado, en parte derivada de la fuerte penetración que los asistentes vocales han tenido en el mercado, dinamizando la instalación de hubs que les permitan conectar diversos elementos para crear un hogar inteligente.
Sin olvidarnos de la situación del coste de las energías, que actualmente afecta al ámbito industrial y social. Tanto es así, que cada vez más personas se están interesando por el Smart Home como un recurso para potenciar un consumo eficiente de la energía en el hogar. Ya que en una casa inteligente podemos instalar sensores de temperatura, sensores de personas o sensores de luz que permitan optimizar los recursos creando escenarios y reduciendo el consumo energético de una forma significativa.
Otro de los factores que, como experto en el sector, veo que ha sido un catalizador de la demanda es la democratización de los sistemas wireless, tanto por la reducción de su coste, que se ha hecho mucho más asequible, como por su escalabilidad. Frente al sistema domótico tradicional, vía cable, que requiere de obras y costosas intervenciones para su instalación, los sistemas actuales permiten acoplar dispositivos paulatinamente según las necesidades y/o posibilidades de los usuarios.
Además, las tendencias desde los fabricantes señalan a los protocolos Z-Wave que posibilitan una escalación del hogar inteligente totalmente inalámbrica y con un estándar de seguridad muy alto, debido a su tecnología de comunicación tipo red, cuantos más dispositivos se conecten, más se refuerza la seguridad del sistema. Al contrario de otros protocolos que con el aumento de dispositivos se reduce la señal.
En definitiva, el Smart Home, que parecía una tecnología futurista y elitista, ha impregnado totalmente el mercado de la arquitectura y la construcción al servicio de la sociedad en base a sus tres fundamentos clave: la seguridad, la comodidad y el ahorro energético.
Enrique Fernández, director comercial de Nice España.