El Gobierno italiano ha modificado su normativa sobre etiquetado y envasado de vinos con DOCG (Denominazione di Origine Controllata e Garantita), para dar respuesta a una demanda de los productores vinícolas italianos, que venían reclamando la posibilidad de emplear tapones diferentes al corcho en sus botellas.
Los bodegueros transalpinos entienden que el uso de tapones de rosca abaratará el proceso de envasado de sus vinos, favoreciendo su competitividad en determinados mercados (como el Norte de Europa y EE.UU.), donde no va unida la percepción de calidad del producto con la utilización del tapón de corcho, lo que sí ocurre en los mercados tradicionales productores de vino.
Por contra, el uso de tapones alternativos, como los de plástico o rosca, palían el temido "sabor a corcho", facilitan el descorche al consumidor (en algunos mercados potenciales, con escasa difusión del uso de sacacorchos) y permiten el cierre de nuevo de la botella.
Según fuentes del sector vitivinícola español, esta medida podría afectar las exportaciones de vinos de calidad procedentes de España en mercados considerados clave, como los anglosajones.