Aunque la recuperación real del sector de maquinaria de final de línea requiere todavía de mucho tiempo, el sector ha iniciado la campaña de 2015 con una estrategia centrada en conseguir el crecimiento de las ventas. Tras varios años en los que el objetivo era, con más o menos fortuna, mantenerse a base de diversificar, ahora se trata de seguir en la brecha por el cauce natural.
Pese a las dificultades experimentadas en un sector poco dado a un sufrimiento tan prolongado como el generado por esta crisis, éste no ha abandonado su apuesta por la innovación como fórmula para aportar valor añadido a los equipos. El objetivo es ofrecer un plus al cliente, pero también mejorar el perfil tecnológico con vistas a la exportación.
En el panorama actual, esa inversión en innovación parece que puede dar réditos tanto en el mercado nacional como el exterior. A nivel local, porque con los principales sectores de la economía volcados en el exterior, las empresas necesitan equipos cada vez más versátiles y veloces para preparar pedidos destinados fuera de nuestras fronteras. Y en cuanto a la exportación, porque la situación de paridad del euro con las principales monedas del mundo abre el camino para las empresas nacionales hacia mercados emergentes por primera vez en muchos años.
El sector, por contra, se enfrenta a un riesgo importante como es el proceso de atomización del mercado nacional, con cada vez más empresas de distintos perfiles, y eso a pesar de que las tres últimas campañas han servido para que muchas pequeñas compañías desaparezcan del panorama.