Los envases de acero domésticos alcanzaron en 2014 una tasa de reciclado del 90,6%, con un total de 255.727 t de residuos recogidos en todo el territorio español, según datos de la asociación Ecoacero. Una alta tasa consecuencia de que, ya sea a través de la recogida selectiva o de los restantes tipos de gestión, las latas se recuperan con gran facilidad y eficiencia gracias al magnetismo intrínseco de este material. Todas las instalaciones de gestión de residuos de envases disponen de equipos de separación magnética que retiran el acero y lo acondicionan para su posterior reciclaje en las plantas siderúrgicas.
Las instalaciones de tratamiento de la basura en masa, tradicionalmente orientadas a la fabricación de compost, siguen siendo, con un 55,5%, la primera fuente de obtención de envases de acero domésticos usados. Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña y Madrid figuran en cabeza y aportan el 60% del material recuperado por esta vía. Mientras, la recogida selectiva mediante contenedor amarillo representa el 23,7% de lo recuperado; las empresas de chatarrería, el 11,9%; y las plantas incineradoras, el 8,9% restante. Castilla y León es la CC.AA. en la que más crece la recuperación (un 27%), mientras que Andalucía proporciona, con 43.260 t, el mayor volumen de material recuperado. Le siguen Cataluña (40.083 t) y Madrid (35.740 t).
Cerca del 60% de todo lo recuperado en 2014 fue objeto de tratamientos específicos de fragmentación y depuración y, en algunos casos, de desestañado electrolítico posterior. Estos procesos permiten suministrar a las acerías y fundiciones un material de muy alta tenencia en hierro, superior al 98%, y prácticamente exento de elementos impropios. Esta última cualidad permite además reducir sensiblemente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el proceso de fusión, además de proporcionar un rendimiento metálico mayor.
Según Ecoacero, cada envase de acero que se recicla evita emisiones de CO2 equivalentes a 1,5 veces su propio peso. A su vez, las innovaciones que se producen aguas arriba en los procesos de fabricación del acero, de la hojalata y de los envases, con reducciones continuas de espesores y pesos, inciden muy favorablemente en lo referente a la sostenibilidad, con consecuencias medioambientales evidentes: un mismo número de envases supone un menor volumen de residuos.