La Junta Directiva de la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel) ha sentado las bases del Plan Estratégico sectorial 2012-2014, una apuesta por el futuro de un sector decidido a jugar un papel protagonista en la economía del futuro, la bioeconomía, basada en el uso eficiente de recursos renovables y baja en carbono. El citado plan define los retos a que habrá de enfrentarse el sector, plantea ambiciosos objetivos y detalla las líneas de actuación y cambios organizativos que habrán de acometerse en los próximos tres años. La Junta Directiva de Aspapel ha procedido, además, a la renovación de los cargos de presidente y vicepresidente, que pasan a estar ocupados, respectivamente, por Ignacio de Colmenares y Brunet, consejero delegado del grupo Ence, y Enrique Isidro Rincón, consejero delegado del Grupo Europac.
Basado en el aprovechamiento de la madera, un recurso natural y renovable con enorme potencial en España, es un sector clave para el futuro industrial de nuestro país. La tercera parte de la madera que emplea el sector procede de la importación. España no dispone de gas ni de petróleo y hay que importarlos. Sin embargo, sí es posible aprovechar el potencial forestal, creando empleo en zonas rurales deprimidas y en los colectivos de menor formación. En este sentido, la industria papelera apuesta por la gestión forestal sostenible y su certificación, por una gestión eficaz de las plantaciones, y por la adecuada movilización de las existencias de madera. Pero la industria papelera entiende como imprescindible que las administraciones con competencias forestales sean conscientes de la necesidad de ordenar el monte, de colaborar en su desarrollo y de evitar su abandono, lo que haría posible mejorar el aprovechamiento, colaborar en la lucha contra el cambio climático y generar empleo en zonas rurales. En relación con todo esto, la certificación forestal sostenible (FSC y PEFC) se configura para el sector como base para su desarrollo y para el impulso de una producción limpia y eficiente, en línea con las demandas del mercado de productos responsables con el medio ambiente.
Otras de las apuestas del sector en su nuevo Plan Estratégico son el desarrollo de la biomasa y la generación de energía renovable. En este aspecto, el sector no reclama a la Administración Central un aumento de las primas por generación de energía eléctrica con biomasa. Por el contrario, su aspiración se basa en que la Administración garantice el cumplimiento estricto de la legislación: no se debe tolerar que madera plantada para otros usos se catalogue como cultivo energético (actividad ésta más primada), porque se estaría provocando un fraude de Ley y un perjuicio para las empresas que sí han apostado por invertir en cultivos energéticos.
La cogeneración, energía eficiente reconocida como Mejor Tecnología Disponible, es otra de las apuestas sostenibles del sector papel, una de las industrias líderes en implantación de este sistema, que ahorra energía primaria y disminuye emisiones. Con una potencia instalada en cogeneración de 1.105 MW, el sector no sólo produce la energía que consume sino que aporta sus excedentes al sistema. Pese a la crisis económica, que ha supuesto el cierre de fábricas, la potencia instalada en cogeneración en todo el sector papelero no solo se ha mantenido en los últimos años sino que ha logrado cierto incremento. Un marco regulatorio estable y favorable al desarrollo de la cogeneración y el acceso al gas y la electricidad a precios competitivos son cuestiones clave para el futuro del sector.
Las exportaciones han sido en buena medida la vía de escape de la crisis. La tasa de exportaciones en 2010 se sitúa en el 52% para la celulosa y en el 49% para el papel, mejorando 4 y 5 puntos porcentuales las tasas de 2006. Esto hace aconsejable un refuerzo de la presencia internacional de las empresas de Aspapel. Además, el sector trabaja para desarrollar medidas en el transporte por carretera que podrían reducir su impacto medioambiental y a la vez hacerlo también más competitivo, entre las que cabe citar la ampliación de la carga máxima permitida a los camiones en España de las 40 t actuales hasta 44 t, como ya se ha hecho en diversos países europeos.