La sostenibilidad se mueve entre dos objetivos principales, en cualquier ámbito y actividad. Por un lado, busca una disminución del impacto negativo en el medio ambiente y por otro, pretende la reducción de los costes de la actividad, en este caso la hotelera, objeto del presente informe. Junto a estas dos premisas, el desarrollo sostenible también implica una responsabilidad con el entorno y su comunidad, y por consiguiente necesita formación y, digamos también, una cierta implicación por parte de empleados y clientes.
En concreto, en el sector hotelero, la sostenibilidad puede aplicarse desde el inicio de un proyecto, partiendo de la base de que la ubicación de los futuros establecimientos esté integrada y sea respetuosa con el entorno en el que se ubique. La arquitectura es uno de los pilares para aspirar hacia esa sostenibilidad y no son pocos los avances, incluida la construcción modular, que se han registrado en los últimos años.
En la práctica, son varias las medidas más comunes: la utilización de paneles solares para obtener energía fotovoltaica y térmica, la instalación de calderas de biomasa (pellets, huesos de aceituna...), utilización de bombillas tipo LED, dispositivos para reducir la cantidad de agua que se expulsa y empleo de materiales naturales para el aislamiento, entre otros.
Animados por el ahorro que lleva consigo el uso de estas soluciones, la reducción del impacto medioambiental y el posterior reconocimiento y prestigio que esto genera, los empresarios hoteleros van sumándose a la corriente que aboga por un desarrollo ‘verde’ y responsable, tal y como recoge el último informe elaborado por Hostelmarket .