En una sociedad donde la esperanza de vida sube día a día, la salud se convierte en un tema esencial y que cobra cada vez más importancia. Si a esto le sumamos la penetración de las nuevas tecnologías en nuestra vida cotidiana no es de extrañar que cada día aparezcan más webs o aplicaciones relacionadas con la salud.
Dejamos atrás los tiempos en los que las grandes compañías farmacéuticas o grupos hospitalarios tenían una web corporativa en la que nos explicaban quiénes eran y dónde estaban para dar paso a aplicaciones que nos ayudan a cuidar nuestro colesterol, que ayudan de forma didáctica y como si fuera un juego a los niños diabéticos a cuidarse, o redes colaborativas que permiten a los médicos compartir conocimientos e incluso participar en directo en operaciones que se están realizando en la otra punta del mundo.
Poco a poco nos estamos acostumbrando a pedir cita online, a consultar en un mapa que dentista nos queda más cerca de casa e incluso a comparar precios por diferentes servicios de salud y elegir online el mejor profesional con las mejores valoraciones hechas por otros usuarios y a un precio competitivo.
El consumo de salud se está adaptando a los tiempos y digitalizando , ya no es extraño poder consultar online desde casa al pediatra mediante videoconferencia cuando nuestro hijo tiene un poco de fiebre sin necesidad de desplazarnos y hacer cola en su consulta.
En un entorno como este, la experiencia de usuario adquiere una especial importancia . Si a cualquier web o aplicación digital se le pide que sea sencilla y fácil de usar y que nos permita conseguir nuestros objetivos de forma rápida y eficiente, a una de salud casi se le exige tener una nota más alta.
Para asegurarnos de que nuestra web o aplicación va a ser fácil de usar y va a generar una buena experiencia de uso, es bueno seguir unos principios básicos desde el inicio de su creación aplicando la metodología de diseño centrado en el usuario. La primera fase es la de Investigación . Es el momento de recoger toda la información tanto interna (objetivos y recursos de nuestra empresa) como externa (de nuestros usuarios). Lo ideal sería hacer partícipes de su diseño a nuestros usuarios , haciendo con ellos un proceso de investigación con focus group y entrevistas para recoger toda la información de interés que debe tener nuestra página, e implicarlos en su realización con técnicas de co-creación.
Con toda la información recogida es el momento de pasar a la siguiente fase y organizar toda la información obtenida conceptualizándola y convertirla en un producto . En esta fase trabajaremos la arquitectura de la información, la estructura, la navegación y la ordenación de contenidos.
Una vez hemos organizado toda la información entramos en la fase de diseño . Realizando el diseño del interfaz mediante la técnica del prototipado, sin ningún tipo de diseño visual, ni color, pero con los contenidos definidos.
Trabajaremos la organización de la información y el diseño del interfaz para que nuestra página se vea en todos los dispositivos y en todas las resoluciones correctamente.
Realizar prototipos de nuestra web o aplicación nos permitirá hacer la conexión visual con la arquitectura de la información realizada en la fase anterior, determinar los caminos entre las páginas y las distintas funcionalidades, estableciendo jerarquías y la navegación final.
Los prototipos ahorran tiempo y dinero, pues permiten visualizar cómo será nuestro site a todo el equipo implicado, y tomar decisiones y realizar cambios rápidos antes de su desarrollo final. Una vez aprobados los prototipos es el momento de la creatividad y dar paso al diseño gráfico y al equipo técnico para que realice la programación .
Si hemos seguido estos pasos estaremos seguros de que nuestra web o aplicación, además de ser útil y de interés, va a generar una buena experiencia de usuario y clientes satisfechos. Pero como siempre queremos seguir mejorando entraremos en la fase de evaluación, testeando para encontrar oportunidades de mejora y tener la mejor web o aplicación de salud.