El supermercado del futuro será un lugar para vivir experiencias y buscar el 'engagement' entre clientes y marcas. Así lo entiende el itinerario interactivo que The Valley ha preparado para mostrar cómo se están aplicando ya tecnologías disruptivas como el Internet de las Cosas (IoT, según sus siglas en inglés) en los nuevos conceptos de tienda.
El espacio concebido por The Valley parte del pago con teléfono inteligente y las tiendas sin línea de cajas, dos de las tendencias de las que más se habla hoy en la distribución de alimentación, y la utilización de una criptomoneda -en este caso, lo 'pi-coins'-, que el cliente puede hacer crecer participando en pruebas interactivas propias de las experiencias gamificadas. Por tanto, el primer paso para empezar este recorrido es registrarse en la aplicación 'The Place Go', en la que queda reconocido a través de una fotografía.
La primera 'sección' de la tienda que está por venir muestra un lineal interactivo, una opción en la que se encuentran tanto alimentos frescos como perecederos. Acercando el teléfono al punto del contacto, los artículos se van cargando automáticamente en la cesta virtual; a través de un segundo punto de contacto, se activa un robot de realidad aumentada que facilita información extra de los artículos como, por ejemplo, su trazabilidad.
En cualquier momento de su recorrido por el supermercado, el cliente puede recibir en su dispositivo móvil ofertas personalizadas lanzadas a través de 'beacons'.
La sección de vinos se utiliza para ejemplificar las posibilidades de los mostradores virtuales gracias al IoT: al colocar una botella sobre él se ofrecen diversas opciones de maridajes para que el cliente pueda decidir. Y si lo que quiere tener es más información sobre la bodega de su elección, puede visitarla virtualmente gracias a unas gafas de realidad inmersiva.
Para la oferta de no alimentación, la propuesta de The Valley para el supermercado del futuro no olvida fórmulas ya casi 'clásicas', como los probadores virtuales de textil y complementos, como gafas de sol, dotados con espejos interactivos que permiten al usuario probar cómo le sientan los accesorios, así como fotografiarse y compartir su imagen. Dado que cada prenda cuenta con un dispositivo interactivo, el cliente puede recibir, si lo desea, sugerencias para combinar la ropa de la misma colección. El probador virtual también puede mostrar piezas, por ejemplo, de joyería, diseñadas personalmente por el cliente con unas gafas de realidad virtual, cumpliendo con el deseo cada vez mayor entre los clientes de comprar productos personalizados.
Otra posibilidad son las cabinas de teletransporte aplicadas, en este caso, a la sección de perfumería; la cabina no solo pulveriza la fragancia elegida por el cliente para que la pruebe, sino que gracias a unas gafas de realidad inmersiva se le introduce en un paisaje que evoca el ambiente elegido a través de la vista y de la sensación térmica. En todos los casos, el usuario puede añadir los productos a su cesta de la compra mediante puntos de contacto.
El recorrido de The Valley incluye otras opciones para la distribución de bienes ajenos al gran consumo. Hay un concesionario virtual en el que el visitante puede ver las características de los modelos de forma holográfica y visualizar a través de una 'tablet' un coche 'Tesla' a escala real tanto por fuera como por dentro. En el caso de decidirse por la compra, el siguiente paso sería recibir las llaves mediante un dron. También se puede pasear por una vivienda virtual decorada para disfrutar de manera casi real cada mueble o accesorio y adquirirlos directamente. La compra se realiza durante la experiencia virtual, que vincula los productos a la cesta de la aplicación; los acompañantes pueden ver el recorrido virtual por la casa a través de unas pantallas 'MixReality' en las que aparece la imagen real del usuario y el mundo virtual.
La tienda no tiene línea de cajas tal y como se conciben hoy. Las compras se realizan desde el móvil durante el recorrido, pero a la hora del pago, hay que ir al 'checkout' del final, donde se registra el pago y se recoge la compra (dependiendo del tipo de producto, ya que otros, como se ha visto, se entregan por dron). Según este modelo, sí habrá una persona que asistirá en ese proceso, por si hubiese algún problema o solucionar cualquier duda.
"En el nuevo modelo de tienda son claves los datos recogidos sobre lo realizado por los visitantes para que la experiencia de los próximos invitados sea aún mejor", explican fuentes de The Valley en un comunicado. "Así, en la tienda recreada en
The Place, se pueden ver las estadísticas en tiempo real de todas las compras que se están realizando en ese momento, así como las cifras de las visitas recibidas y las emociones de los visitantes".