En septiembre de 2023, Covirán estrenó un nuevo modelo de tienda, denominada ‘Plus’, en la que “el foco se traslada al cliente final y a su experiencia de compra, con un lenguaje visual claro, accesible y pensado para hacer del supermercado un espacio más intuitivo, saludable y cercano”, explica José Miguel Ruiz del Barco, director de frutas y hortalizas de la cooperativa. Ya en 2025, el grupo ha estrenado el formato ‘Origen’, que mantiene la filosofía del anterior, pero está orientado a locales de menores dimensiones. En la práctica, explica este directivo, la división entre ‘Plus’ y ‘Origen’ responde a la ambición de reforzar los valores diferenciales de cada centro “a través de una experiencia de compra pensada desde el producto fresco”.
En cualquier caso, en la estética de ambos predominan los colores neutros, con el blanco en suelo, techo y paredes, combinado con el negro de la perfilería de los muebles y el verde corporativo de la cadena. El toque de calidez lo pone la madera, presente en algunas secciones, tanto atendidas (carnicería y charcutería), como en libre servicio (panadería o frutería) e incluso en la cartelería de determinadas categorías. Además, en su apuesta por la proximidad y cercanía, los paneles informativos de los distintos universos incluyen referencias a la procedencia de los artículos, ‘Sabor al CORTE’ (charcutería), ‘De la HUERTA’ (frutas y hortalizas) o ‘Delicias del OBRADOR’ (panadería).
Centrándonos en los universos hortofrutícolas, la cooperativa ofrece a los socios la posibilidad de renovarlos con módulos imitando a la madera -frente a las estructuras metálicas anteriores- que varían según el tamaño del local y que aportan una imagen más natural y tradicional, similar a la de los puestos de los mercados de abastos.
En el punto de venta aquí analizado, uno de los buques insignia de la distribuidora, el ubicado en el barrio granadino de La Chana, la sección se encuentra a la entrada del supermercado y su principal característica es la “clara” apuesta por el granel. Y es que, para Covirán este sistema representa “mucho más” que una opción de compra, se trata de “un modelo de valor, sostenibilidad y cercanía para nuestros clientes”, comenta Ruiz del Barco.
A grandes rasgos, este espacio está articulado en torno a un mueble central de madera clara con doble vertiente (una cara dedicada a frutas y, otra, fundamentalmente a hortalizas “secas”, como las patatas, donde podemos encontrar algunas referencias en bolsas) e inclinación vertical para facilitar la compra. Aquí, junto a básicos imprescindibles (manzanas, peras, naranjas, limones, tomates, cebollas, ajos, berenjenas, etc), conviven frescos de temporada (fruta de hueso, sandías o melones, entre otros), exóticos (piñas, kiwis, mango aguacates, plátanos) o tubérculos menos convencionales (yuca), todos ellos expuestos en cajas que imitan la madera, acorde con el mueble que los contiene. También cuenta con ‘portaprecios’ (fijados mediante pinzas) y que, junto con el pvp, ofrecen otros datos de interés (origen, variedad, etc).
En las cabeceras se apuesta por la venta cruzada, con estanterías móviles para frutos secos y artículos transversales como picatostes o cebolla frita para ensaladas, entre otros usos. Finalmente, un exprimidor de zumo de naranja que comparte su espacio con las balanzas, ya que el pesaje lo hace el propio cliente.
La sección se completa con un par de muebles refrigerados verticales cerrados que evitan que el frío “se escape” al pasillo.
Precisamente, una de las particularidades de esta tienda la encontramos en uno de estos murales, en concreto en el que discurre paralelo a la góndola central y sobre el cual se sitúa el mencionado rótulo ‘De la HUERTA’, que anuncia la entrada a la sección en letras blancas sobre un fondo compuesto por tablones horizontales de madera. En concreto, la diferencia con otras secciones visitadas, es que gran parte de su catálogo está compuesto por hortalizas al peso, sobre todo de hoja verde (lechuga, coliflor, escarola, etc, aunque también se pueden comprar, por ejemplo, tomates) que, aunque no es necesario que estén refrigeradas, sí es recomendable para conseguir una mejor conservación de las mismas. Junto a ellas, conviven un significativo número de artículos envasados: desde básicos de I gama (bolsas de lechuga lavada, acelgas o brotes), hasta otros con un mayor valor añadido, como las hortalizas transformadas (zanahorias cortadas o champiñones laminados), productos de IV y V gama o especialidades, como las hierbas aromáticas.
Por su parte, el segundo armario de frío positivo está situado junto al mueble central, y su oferta está integrada por fruta cortada (tal y como se indica en un panel situado en su parte superior, con una tipografía más “desenfadada” y pictogramas que aluden a oferta interior) y otros artículos de base vegetal (zumos refrigerados, gazpachos, salmorejos, etc).