Este análisis recoge las principales conclusiones del Informe Evolución del Mercado de la Construcción 2025-2026 , elaborado por apliqa, y ofrece una lectura clara y comprensible de lo que está pasando -y de lo que viene- para el sector de los materiales de construcción.
El mercado de la construcción cierra 2025 y afronta 2026 con un tono de moderado optimismo. No estamos ante un ciclo explosivo, pero sí ante un escenario que avanza con paso firme. Europa sigue recuperándose de forma desigual, y mientras algunos países del norte continúan arrastrando debilidades, España vuelve a posicionarse como uno de los mercados más estables y dinámicos del continente. Para las empresas fabricantes de materiales de construcción, este contexto abre una ventana de oportunidades que, combinadas con ciertos desafíos estructurales, requieren una lectura atenta y una estrategia bien orientada.
La vivienda residencial continúa siendo el gran motor del sector. Las cifras de visados muestran una actividad constante: en 2025 se alcanzarán las 140.000 viviendas y en 2026 incluso podríamos superar las 150.000. La demanda estructural sigue siendo sólida, impulsada por la creación de nuevos hogares, y esto sostiene una demanda constante para fabricantes de sistemas constructivos, cerramientos, aislamientos o soluciones de eficiencia energética. Sin embargo, el sector también convive con dos limitaciones que ya no son nuevas: falta de mano de obra especializada y una financiación todavía exigente, factores que pueden tensar el ritmo de crecimiento.
En el mercado no residencial, la fotografía es más matizada. Logística y retail recuperan dinamismo, apoyados por el crecimiento del comercio electrónico y el auge de los centros de datos. El sector hotelero, impulsado por un turismo en máximos y por la fuerza del segmento premium, muestra un comportamiento extraordinario y anticipa un 2026 muy activo. En cambio, las oficinas siguen siendo el área más debilitada del conjunto, todavía condicionadas por la incertidumbre económica y los modelos híbridos de trabajo. Para los fabricantes, esto implica priorizar los segmentos que realmente muestran tracción y adaptar su propuesta de valor a un perfil de proyecto más selectivo.
La rehabilitación, aunque avanza a un ritmo menor del esperado, mantiene un papel clave en el ciclo de la edificación. Las políticas públicas enfocadas en la eficiencia energética están impulsando soluciones como el SATE, las carpinterías de altas prestaciones o la ventilación mecánica. Aun así, la burocracia y la lentitud en el despliegue de las ayudas siguen frenando una aceleración que el mercado necesita. Pese a esto, el interés es real y creciente, y su importancia estratégica para el medio plazo es indiscutible.
En relación con las materias primas, el sector vive un periodo de relativa calma tras años de fuertes tensiones. Los precios de materiales como el acero, el aluminio o la madera se han estabilizado, aunque la volatilidad no ha desaparecido por completo. La energía es uno de los factores que más condiciona el futuro: las previsiones apuntan a un MWh más barato a partir de 2026, lo que puede traducirse en un entorno más predecible para la planificación industrial. El cobre, sin embargo, seguirá presionado al alza por la electrificación global.
Las perspectivas macroeconómicas acompañan esta visión de crecimiento controlado. España mantiene cifras de avance superiores a la media europea y se apoya en la inversión pública, la demanda interna y un entorno monetario que empieza a suavizarse. Esto crea un contexto razonable para la toma de decisiones, donde la eficiencia y la profesionalización de los procesos serán claves para competir.
Además de la coyuntura, hay tendencias estructurales que están marcando el futuro inmediato. La digitalización y el uso inteligente de los datos están dejando de ser una opción para convertirse en un eje central de competitividad. La industrialización, aunque aún lejos de alcanzar la velocidad que algunos anticiparon, sigue ganando espacio. Y la sostenibilidad ya no es un valor añadido: es una condición de acceso al mercado, marcada por la Taxonomía Verde Europea y por una creciente presión para reducir la huella de carbono y utilizar materiales reciclados.
El sector comparte una visión relativamente optimista. La mayoría de empresas prevé aumentar ingresos, inversión y empleo, aunque la falta de profesionales cualificados sigue siendo su mayor preocupación. La apuesta clara se dirige hacia procesos más automatizados, propuestas de valor basadas en ahorro energético y una relación con el cliente más consultiva y especializada.
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