El Departamento de Ingeniería Eléctrica, Electrónica y Automática de la Universidad Rovira i Virgili ha desarrollado un sistema que impide la falsificación de productos. La base empleada es el potencial de la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID), que funciona gracias a un circuito integrado que refleja una señal, emitida por una fuente de ondas de radio, que un receptor identifica a posteriori. Para que el receptor diferencie un producto de otro, la morfología del circuito integrado, que refleja la señal de radio, también la modula de una forma única que identifica el ítem inequívocamente.
Sin embargo, el sistema tiene vulnerabilidades. En concreto, el equipo identificó que una vez que se sabe en qué manera el circuito integrado modula las ondas de radio, se puede reproducir un clon que se comporte de la misma manera.
Para superarlo, los miembros del equipo investigador de la URV proponen que en lugar de utilizar un circuito integrado, se apueste por una superficie inclonable de grafeno. Esta firma es una huella digital de radiofrecuencia muy difícil de reproducir, ya que la superficie de grafeno modula las ondas de radio como un circuito integrado pero imposibilita su falsificación y se imprime directamente sobre cualquier tipo de tapón, por ejemplo, los de corcho. Aunque se trata de un procedimiento compatible con varias superficies y aplicable a diversos sectores, como el farmacéutico, el alimentario o el de la moda, han desarrollado un primer prototipo que identifica botellas de vino.
El procedimiento pasa en primer lugar por aplicar un haz láser directamente sobre la superficie del material para grabar un dibujo o un logotipo. Este láser convierte los átomos de carbono del corcho en grafeno. Controlando parámetros como la velocidad de impresión y la potencia del láser, los investigadores pueden determinar la conductividad del grafeno y de qué manera modula las ondas de radio al reflejarlas, confiriéndole su firma única.
Para multiplicar la seguridad de las etiquetas, se emplea un segundo procedimiento, basado en la electrodeposición de níquel. Mediante este proceso, se deposita una capa de níquel sobre la impresión del láser, lo que añade un parámetro adicional de variabilidad: el tiempo de electrodeposición determina el grosor de la capa de níquel y, por tanto, la conductividad final de la etiqueta. Finalmente, a las particularidades de la capa de grafeno y la electrodeposición de níquel, se suman las imperfecciones del sustrato de corcho para crear una firma electromagnética única.
Los investigadores también han diseñado un sistema específico para leer y verificar la autenticidad de las etiquetas. Se trata de un prototipo que sujeta la botella y la hace girar mientras aplica ondas de radio en el tapón y lee cómo la etiqueta las modula. Un receptor mide la respuesta de radiofrecuencia reflejada, la cual varía en función del ángulo de rotación de la botella.
Esta firma se guarda en una base de datos gestionada por los fabricantes u organismos reguladores. Cuando una botella es escaneada, su firma se compara con las registradas en la base de datos para verificar su autenticidad, con un porcentaje de éxito muy alto.
Aunque los test se han realizado sobre tapones de corcho, esta tecnología se puede aplicar a diversos sectores. Además, es posible reproducir etiquetas RFID de grafeno sobre poliamida e incluso sobre tejidos.