El Grupo Vall Companys apuesta por la producción y consumo de carne ecológica de cerdo. Por ello, está reforzando los acuerdos con distintas granjas de proximidad de Aragón y con la cooperativa leridana Artesa de Segre, con el objetivo de alcanzar una producción de 6.000 t de carne de cerdo ecológico en 2023.
Con Artesa de Segre, entidad que cuenta con más de 1.100 socios ganaderos a los que suministra piensos compuestos, el grupo Vall ya mantiene una estrecha colaboración desde 2017, cuyo primer paso fue disponer de granjas acreditadas por los Comités de Agricultura Ecológica, cumpliendo la normativa europea con máximos estándares de bienestar animal: materiales naturales, espacio para moverse libremente, alimentación ecológica adaptada a cada etapa de crecimiento, bioseguridad y altos estándares sanitarios. Posteriormente, en 2018, el matadero Cárnicas Cinco Villas, uno de los principales centros de transformación de porcino del grupo, fue acreditado para sacrificar y despiezar cerdo ecológico. Las primeras carnes con este sello han comenzado ya a comercializarse a clientes industriales de exportación y nacionales, aunque el objetivo ahora es hacerlo extensivo a otros clientes de consumo directo y al desarrollo de un surtido de elaborados cocidos propio del Grupo.
Este proyecto estratégico del cerdo ecológico avanza de acuerdo con los postulados del Green Deal establecido por la Comisión Europea. La Comisión reafirmó el pasado 20 de mayo la estrategia “Granja a la Mesa” (From Farm to Fork) para estimular los sistemas alimentarios sostenibles de acuerdo con el contexto de la crisis pandémica. La Comisión define un plan ambicioso y de amplio alcance para hacer que el sistema agroalimentario europeo sea la referencia mundial en materia de sostenibilidad. El plan incluye políticas agrícolas y tiene en cuenta zonas rurales, la política agrícola común (PAC), la actualización de la estrategia forestal, la estrategia sobre la biodiversidad para 2030, el Plan de Acción para la Economía Circular, la estrategia sobre el uso de productos químicos y el objetivo de alcanzar que un 25% de la superficie agrícola ecológica en 2030.