El especialista en tubos, mandriles y anillas de cartón Mandriladora Alpesa ha dejado de emitir 172,5 t de CO2 a la atmósfera en 2020 debido a la sustitución de palets de madera por 29.753 palets de cartón 100% reciclado ‘Upalet’ que la propia compañía fabrica. Esta cifra ha sido obtenida tras el Análisis del Ciclo de Vida (ACV) de ‘Upalet' realizado por una consultora externa e independiente. En este análisis se destaca que por cada unidad de cartón, respecto al palet de madera EPAL, tanto en la etapa de producción, ensamblado, distribución y reciclaje, el primero tiene una diferencia de emisiones respecto al segundo de 5,8 Kg de CO2.
El ACV tiene en cuenta en el proceso de producción los materiales para la fabricación de ambos palets. En concreto, la normativa NIMF 15 en el palet de madera, una normativa internacional que regula el embalaje de madera utilizado en el comercio internacional y que describe medidas a las que debe someterse el palet como el tratamiento térmico a una temperatura de 56º en la parte interna de la madera durante 30 minutos.
En la distribución, el ACV también tiene en cuenta la diferencia de peso, 4,03 Kg el ‘Upalet’ frente a 25 kg el palet de madera EPAL. En el uso, donde se han considerado aplicaciones de un solo uso para ambos productos.
Alpesa inició el año 2020 con la sustitución de los palets de madera que utilizaba para uso interno y en el transporte de sus productos, a sus clientes. Y durante este año utilizó un total de 29.753 palets. El ACV demuestra además que mientras en un tráiler, a carga completa, caben 850 ‘Upalet’ con un peso total de 3.425 t, solo caben 627 palets de madera EPAL con un peso total de 15.675 t, lo que se traduce en la emisión de 1,44 gr menos de CO2 por Kilómetro recorrido.
Con esta acción, según explica el director de ‘Upalet’, Sergio Altur, “pretendemos lograr un efecto tractor en el resto de nuestros clientes para la utilización de Upalet como palet seguro, resistente, accesible y respetuoso medioambientalmente. Y poner el foco en un modelo económico de crecimiento sostenible”. En este sentido, explica que el ACV, “nos ha servido para estudiar los aspectos medioambientales y los posibles impactos a lo largo de la vida de un producto, de la cuna a la tumba. Y es una herramienta que se ha extendido entre aquellas compañías que quieren reducir el impacto ambiental asociado a sus cadenas de suministro”.