El sector de alimentación y bebidas volvió a crecer en 2024, apoyándose en los buenos resultados conseguidos en los mercados exteriores, y en la demanda interna, alimentada por el crecimiento poblacional y los buenos datos del turismo. Sin embargo, nubes se anuncian en el horizonte. En el exterior porque la política arancelaria de la segunda administración Trump promete marejadilla en las aguas internacionales. Y en el frente interno, porque hay síntomas de agotamiento tanto en el mercado turístico, estancado durante el pasado verano, como en la creación de empleo. Dos amenazas ante las que la industria ajusta su hoja de ruta, consolidando grupos de mayor tamaño que puedan hacer crecer sus redes internacionales y apostando por la diversificación hacia las categorías emergentes.