El aumento del consumo en la hostelería ha sido la principal palanca de esta recuperación del mercado de licores, auspiciada por factores como la apertura de locales, los nuevos mentos de consumo diurno -aperitivo y afterwork- , el récord de afluencia turística a nuestro país, así como el impulso de la coctelería y las nuevas propuestas, como el whisky con ginger ale. Sin olvidar, que la tendencia del gin tonic premium se consolida y sigue al alza, como se desarrolla más ampliamente en el Informe 2017 de destilados y mixers premium.
La consultora Nielsen, en su informe ‘Nielsen 360’, afirma que el consumo de bebidas alcohólicas de alta graduación creció un 6,9% en el pasado ejercicio. La ginebra sigue siendo la gran protagonista en el nivel premium, con un incremento del consumo del 10,3%, inovando en formatos como el medio gin tonic; mientras que un clásico, como el whisky, recupera posiciones y crece por encima del 3%. Otras categorías de bebidas espirituosas que venían cayendo ligeramente, como el ron y el vodka, se mantuvieron estables y presentan también signos de mejoría.
Con todo, hay que matizar que el fenómeno de la “premiumización” en los destilados no es homogéneo y alcanza distintos niveles en los que intervienen factores como el target y posicionamiento de marca, la calidad del producto, el packaging, etc. En función de esas características, nos encontramos con marcas premium y otras súper o ultra premium, con un diferencial de precio que puede llegar a superar el 100%. En ese sentido, se detecta un incremento de nivel en los whiskies, especialmente por la fuerte entrada de los single malts y de otros whiskies de grano de importación (japoneses, irlandeses, etc.). Sin embargo, tanto en ginebras como en rones, los productos de más alto nivel han moderado su crecimiento y la demanda es mayor en los que, siendo premium, ajustan más la relación calidad-precio.