La industria alimentaria es el cuarto mayor consumidor de electricidad en España, lo que lleva a que cada vez más compañías, tanto del sector de la distribución como de gran consumo, adopten iniciativas para el ahorro de energía, como analiza el Informe 2018 sobre Eficiencia Energética, publicado por Alimarket.
En el caso de las cadenas de supermercados, una de las medidas más extendidas es la renovación del equipamiento de frío, responsable de entre un 35% y un 50% del consumo energético total de los centros, a través del cierre del mobiliario o el empleo de gases menos contaminantes. Por su parte, la climatización, que también absorbe una parte importante del gasto de energía, apuesta por el aislamiento térmico de los puntos de venta, para evitar la entrada de calor o frío exterior. En tercer lugar, las empresas de distribución alimentaria siguen impulsando la mejora de sus flotas de transporte, con la incorporación de vehículos más sostenibles propulsados por gas natural licuado (GNL) y gas natural comprimido (GNC) o furgonetas eléctricas de reparto.
En cuanto a las compañías de gran consumo, entre las acciones más extendidas se encuentra la reducción del consumo de agua, el empleo de fuentes de energía renovable, como plantas fotovoltaicas, y la introducción de megacamiones para optimizar las cargas y disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera. El pasado año, el sector más activo en el campo del ahorro energético fue el de bebidas, especialmente en las empresas vitivinícolas y cerveceras.
No obstante, la iluminación a través de tecnología LED es el campo que ha tenido una mayor implantación tanto en la distribución como en gran consumo, con la sustitución de las antiguas luminarias por módulos LED más eficientes, que además permiten graduar la luz y adaptarla a las necesidades.