Pese a la espiral inflacionista y la consiguiente pérdida de poder adquisitivo, hay sectores de la alimentación que son más inmunes que otros a las recesiones -tema aparte es la reducción de los márgenes por el incremento de los costes-. Y uno de ellos es el de los snacks tradicionales, en el que se encuadran patatas fritas, cortezas, pellets y extrusionados. En este mercado un operador destacado cuenta con un ambicioso proyecto para incrementar su capacidad, presupuestado inicialmente en unos 6 M€.
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