El sector español de cerdo ibérico tiene en Portugal un complemento casi perfecto, en tanto en cuanto la producción ganadera lusa de esa especie está más vinculada a la dehesa y abastece a la industria española. De hecho, casi la totalidad de los cerdos ibéricos que se engordan en el campo portugués se destinan a cárnicas españolas, dada la reducida actividad transformadora existente en el país vecino. Así, en 2008 -último año con ese dato disponible- procedieron de Portugal 106.295 cerdos de los certificados conforme a la Norma de Calidad del Ibérico española, cifra que supuso el 2,5% del total de la matanza del porcino ibérico realizada aquí (4,17 M de cabezas), conforme a las estadísticas del MARM. De esa cabaña de cerdo ibérico luso destinado a España, 82.284 animales -el 78%- correspondieron a bellota, cifra que representa el 9% del total de cerdos de dicha categoría certificados en España.
La producción porcina lusa tiene otra característica que la vincula con la tradición: el carácter más puro de su raza. De hecho, el 58,8% de los animales de bellota que se enviaron a España aquel año eran genuinos, frente al 31,3% que esa genética representó en el conjunto de los cerdos de bellota sacrificados en España.
Así, la calidad y pureza de la producción de ibérico portuguesa es apreciada por muchos industriales de nuestro país, como la onubense Consorcio de Jabugo, que realiza importantes compras allí. Pero, sólo una de las grandes fabricantes españolas de elaborados cárnicos de ibérico, la salmantina Julián Martín, se decidió a una implantación industrial, al entrar en la transformadora Barrancarnes y el matadero Maporal, sociedades cuyo control accionarial tiene desde 2007.
Esa actividad lusa en torno al ibérico puede verse potenciada con la pretendida IGP del Cerdo Ibérico de la Dehesa, una figura, promovida por las organizaciones empresariales sectoriales españolas, que amparará también la dehesa lusa y conllevará el reconocimiento y protección de la UE.