Las decisiones de terceros países con respecto al comercio internacional tienen su repercusión en la industria cárnica nacional. Y, en 2025, ha habido dos claras tendencias en este campo. Por un lado, Europa refuerza la globalización de los flujos import-export con acuerdos como los desarrollados con Mercosur y México. Por otro, EE.UU. y China buscan proteger la producción interna con la imposición de nuevos aranceles, que afectan de forma acusada al sector porcino en el caso del mercado asiático. En este contexto, las industrias cárnicas nacionales refuerzan su competitividad a través del crecimiento inorgánico, la inversión en instalaciones y proyectos de innovación, con importantes ayudas por parte de los Perte Agroalimentario y de Descarbonización Industrial.