La distribución alimentaria en nuestro país está inmersa en un momento de transformación hacia una mayor sostenibilidad, social, económica y medioambiental, y digitalización, según señala la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), que ha seleccionado cinco claves que marcarán la evolución del sector en 2019. Para Ignacio García Magarzo, director general de Asedas, “vivimos en un momento de transición hacia un nuevo modelo económico más sostenible desde un punto de vista medioambiental, social y económico. La implicación de las empresas de Asedas es firme, responsable y valiente. Tenemos el reto de hacer compatible estos planes de evolución con el mantenimiento de las líneas definitorias de un modelo que ya ha demostrado ser el más sostenible y beneficioso para el consumidor”. Las líneas principales definidas por Asedas son:
1. Nuevos conceptos de tiendas, que surgen como una línea de diversificación, manteniendo la proximidad como prioridad, con el fin de ofrecer un buen servicio a todos los públicos. Como consecuencia, se abrirán tiendas adaptadas para la comodidad de los clientes, establecimientos con amplios surtidos de alimentación para llevar en zonas urbanas y con una variada oferta dirigida a grupos con demandas específicas, como alérgenos o veganos.
2. Profesionalización y transformación digital. El supermercado se prepara para el futuro con cambios en sus modelos de gestión en los que la implementación informática marca el paso en las relaciones en la cadena agroalimentaria, en el sistema de negocio gracias a las nuevas posibilidades de control de surtido y conocimiento del usuario -con tecnologías basadas en el big data o en blockchain- y en la eficiencia en sus sistemas logísticos. Para ello, buscan una mayor profesionalización con la introducción de nuevos perfiles de trabajadores destinados a llevar a cabo la transformación digital.
3. Eficiencia medioambiental. Hasta el momento, la distribución en proximidad es el modelo más sostenible desde el punto de vista medioambiental, por razones de localización, control de surtido y eficiencia energética. Para mantenerlo, las cadenas se centrarán en la mejora de los sistemas de frío y de los sistemas logísticos que permiten optimizar rutas. Asimismo, se trabaja en el desarrollo del comercio electrónico en alimentación desde parámetros sostenibles, con el desafío de estudiar el alcance medioambiental de este fenómeno e incorporar políticas de movilidad urbana que usen energías limpias y gestión avanzada de entregas como el reagrupamiento de pedidos.
4. Economía circular. Las empresas de Asedas han liderado la reducción de las bolsas de plástico de la línea de caja, si bien son conscientes de la necesidad de avanzar en la reducción y reciclaje de plásticos y otros materiales hasta alcanzar el objetivo de residuo cero establecido por la legislación europea, que deberá presentar diversos avances en el año 2020. En este capítulo, es imprescindible la implicación de todos los eslabones de la cadena agroalimentaria, incluyendo el consumidor. Además, es necesaria la toma en consideración de criterios técnicos, económicos y sociales realistas.
5. Transparencia y responsabilidad social corporativa. Según indica la asociación, los supermercados adcritos a ella colaboran de forma habitual con más de 200 entidades no gubernamentales en materias como la donación de alimentos, campañas de apoyo a la nutrición y buenos hábitos de vida o planes de formación y empleo para colectivos desfavorecidos. No obstante, Asedas señala que es preciso profundizar en la transparencia alineando la acción de RSC a las necesidades sociales para que esta labor no se estanque.