Cocuus, compañía tecnológica navarra especializada en la biosíntesis alimentaria de alternativos cárnicos, tanto de base vegetal como de células cultivadas, ha presentado en su nuevo laboratorio de investigación la primera línea industrial del mundo de impresión de alimentos en 3D. La impresora industrial, que ya está preparada para trabajar en cualquier empresa alimentaria, ha sido diseñada gracias al trabajo del equipo multidisciplinar de la compañía. "Nosotros estamos obsesionados con revolucionar la manera de alimentarnos, que además es consecuencia de una realidad: que no va a haber vacas para toda la demanda mundial, y que paralelamente se están incentivando políticas para la reducción de productos de origen animal. A través de la innovación tecnológica seremos capaces de cumplir nuestro fin, y esta impresora industrial 3D que presentamos ahora es un ejemplo de ello. Es única en el mundo y va a permitir que una empresa puede elaborar 1.000 toneladas de beicon 100% vegetales", ha asegurado Patxi Larumbe, CEO de Cocuus.
En el acto, las más de 350 personas asistentes, pertenecientes a organismos e instituciones vinculadas al sector alimentario, han podido degustar beicon, secreto ibérico y gambas plant based 100% vegetales. Los asistentes, a través de la visita por las diferentes impresoras, robots y máquinas diseñadas por la startup desde su origen en 2017, han podido conocer la evolución de la compañía hasta llegar a convertirse en una de las más valoradas y reconocidas por el sector, tal y como lo atestigua la reciente inversión en la compañía de Cargill o el galardón obtenido recientemente en los Quality Innovation Awards Internacionales.
Su modelo de biosíntesis alimentaria se base en entender cómo se producen los productos en la naturaleza para, posteriormente, reproducir desde un punto de vista ingenieril los mismos. "A este proceso le llamamos Food-to-Data, Data-to-Food. En el caso del chuletón, comenzamos sometiéndolo a una tomografía axial, un TAC, lo que nos permite discriminar donde hay grasa, carne, hueso y vías vasculares", asegura Larumbe. A través de las imágenes obtenidas, la empresa distribuye los parámetros con los que puede trabajar una impresora 3D. Primero, en vectores (rectas, puntos, planos), y después en un mapa de objetos en tres dimensiones. A partir de ahí solo queda transmitirle a la impresora cómo va a ser el producto final.
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