Bodegas Remírez de Ganuza afronta un proyecto de ampliación de su bodega, tras constatar un incremento de sus necesidades de espacio productivo. Para acometerlo, ha adquirido terrenos en la misma localidad alavesa de Samaniego, muy cerca de su actual ubicación, y pondrá en marcha una nueva nave de 12.000 m2 de superficie, dividida en tres alturas.

Las obras se iniciarán próximamente, con la intención de que inicien actividad hacia la vendimia de 2027, y permitirán a Remírez de Ganuza reorganizar su actividad y dotarla de mayor eficiencia. Así, la nave donde trabaja actualmente acogerá las producciones de más alta gama, como sus grandes reservas con DOC Rioja, mientras que en las nuevas se ubicarán las elaboraciones del resto de referencias tintas y de los vinos blancos. Además, acogerá una zona dedicada al enoturismo, con área social, tienda y, posiblemente, restaurante.

El presupuesto total que absorberá el proyecto no ha sido facilitado.

Nuevo vino prémium

La alavesa Bodegas Remírez de Ganuza comercializa anualmente entre 150.000 y 200.000 botellas de vino con DOC Rioja, con marcas como 'Remírez de Ganuza', 'Trasnocho', 'Fincas de Ganuza' o 'Erre', entre otras. En 2022 su facturación logró incrementarse más de un 30%, hasta los 4 M€ y en 2023 ha conseguido mantenerse por encima de esta cifra, con un ligero crecimiento, si bien no tan destacado como el experimentado en la campaña precedente, debido a "la ralentización del consumo". En torno al 50% de las ventas de la compañía vasca proceden de las exportaciones, con presencia en mercados de Europa, en EE.UU. y en México, principalmente.

Como novedad más reciente, la bodega ha lanzado al mercado un monovarietal garnacha, 'Iraila', una propuesta prémium (pvp en torno a los 110 €/botella), con una crianza de 11 meses, repartida una parte en barricas de roble francés de 228 l, en barricas cilíndricas de 275 l y en ánforas de cerámica de 400 l. Precisamente, una de las tendencias que apuntábamos en el artículo sobre los retos que afronta el vino español, tenía que ver con la creciente utilización de nuevos materiales y la vuelta a antiguas propuestas de fermentación y crianza de los vinos, como tinas de madera y de piedra, depósitos de cemento, tinajas de barro, ánforas bajo el mar, en grutas volcánicas…