Alimarket: ¿Cómo ha evolucionado el formato supermercado en los últimos años?
Aurelio del Pino: Las cadenas de distribución de ámbito nacional, como las que están integradas en ACES, no han cambiado básicamente su filosofía empresarial como consecuencia de la crisis. Desde hace muchos años las compañías se han focalizado en lograr la mayor eficiencia empresarial para ofrecer a los consumidores las mejores ofertas de servicios y productos en calidad, variedad y precios. Esta mejora constante, en un mercado tan competitivo como el nuestro, obviamente ha tenido una recompensa en la propia actitud y reconocimiento de los consumidores. No obstante, la legislación ha condicionado mucho el desarrollo del propio sector estableciendo limitaciones para determinados tamaños, modelos y operadores. La transposición de la directiva de servicios ha eliminado muchas de estas restricciones en la mayor parte del territorio nacional. Las consecuencias de estos cambios normativos, que se han introducido a partir de 2010, se verán seguramente de manera más clara una vez que se recupere nuestra economía.
A.: ¿Por qué el supermercado se ha convertido en el rey de la distribución con el consiguiente decaimiento del hipermercado?
A.P.: Nuestro mercado es muy competitivo, tanto entre formatos como entre enseñas. Tan sólo cambiando de acera o desplazándose unos pocos kilómetros el consumidor puede encontrar una oferta amplísima de operadores comerciales, lo cual es sin duda un elemento importante de nuestra calidad de vida. Independientemente de las limitaciones normativas que pudieran explicar la evolución, ahora estamos en presencia de nuevos factores coyunturales debidos a la crisis que han alterado los hábitos de consumo. Tras la recuperación económica, que esperemos llegue pronto, el supermercado tendrá que seguir demostrando como formato sus fortalezas competitivas basadas en la proximidad y un surtido cada vez más ajustado a las necesidades del consumidor.
A.: ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan actualmente los operadores?
A.P.: El principal problema es sin duda la crisis económica que afecta a la capacidad de consumo de los hogares. Si bien las grandes cadenas de distribución tienen una gran capacidad de adaptación a estas circunstancias y pueden seguir manteniendo los niveles de actividad y empleo, no es menos cierto que la situación de las familias lleva a que los atributos más cualitativos de nuestro sector no tengan el reconocimiento que tenían en la etapa anterior. Además de la crisis, nuestro sector se enfrenta a una gran complejidad derivada no sólo de las exigencias del modelo de negocio, con la gestión de un ingente volumen de referencias, sino provocada por una gran diversidad y heterogeneidad legislativa que condiciona el día a día de la propia actividad en temas como la calidad y seguridad de productos, los transportes, las instalaciones, las gestión de RRHH, el medio ambiente, la energía, las actividades de ventas, la información al consumidor. Todo este entramado normativo -en algunos casos necesario y justificado, pero en otros desproporcionado y discriminatorio-, está restando competitividad a nuestra economía.
A.: Posible subida del IVA, ventas a pérdida y libertad de horarios son debates que se han vuelto a abrir con la crisis como telón de fondo...
A.P.: El Ministro de Economía y Competitividad el pasado 10 de abril señaló que la experiencia reciente ha demostrado que el incremento del IVA tiene un efecto contractivo sobre el consumo, sin apenas impacto recaudatorio. Desde este punto de vista desde ACES reclamamos medidas que estimulen la actividad empresarial y dinamicen el consumo. Las empresas asociadas a ACES funcionan desde siempre con unos criterios empresariales dirigidos a la mejora constante de la eficiencia y de la competitividad. Con este planteamiento, el sector invierte decididamente en proyectos de eficiencia energética de las instalaciones, con el fin de mejorar el impacto de los costes energéticos que en España son muy elevados.
Respecto a la venta a pérdidas, Ha sido la CNC la que ha puesto de manifiesto en su informe de octubre de 2011 que la distribución comercial ha tenido hasta la fecha un planteamiento pro-competitivo pero que, no obstante, hay que seguir eliminando restricciones a la actividad de nuestro sector. En concreto, a lo que a las ventas por debajo de coste se refiere, lo que señala la CNC es que el régimen que recoge la Ley de competencia desleal en su artículo 17 es suficientemente claro y que no está justificado un régimen especial en la Ley de ordenación del comercio minorista. Desde este punto de vista, entendemos que la normativa mercantil debe ser clara y común para todos los sectores. No consideramos justificadas las normas que discriminan a unos operadores comerciales respecto de otros y tampoco deberían tener cabida en nuestro ordenamiento las normas que discriminan injustificadamente al comercio respecto a otros ámbitos de la actividad económica.
Por último, en cuanto a la libertad de horarios, desde ACES siempre hemos defendido los principios de libertad de empresa y libertad de mercado. En consecuencia, siempre apoyaremos las medidas que vayan dirigidas a eliminar trabas y restricciones a la implantación de nuevos establecimientos, al ejercicio de la actividad, a la configuración de las relaciones laborales, etc. Entendemos que la libertad económica no debe estar mediatizada por criterios que no responden a la lógica económica o empresarial. Los planteamientos de carácter político o ideológico, o aquellos que se basan sobre supuestos “modelos ideales”, no facilitan que el sector se desarrolle conforme a los criterios de mercado que exigen los consumidores.
A.: ¿Cuáles son los puntos clave sobre los que trabaja ACES más profundamente a corto y medio plazo?
A.P.: Nuestra Asociación trabaja y trabajará en aquellos ámbitos en los que pueda contribuirse al mejor desarrollo de la economía, la investigación medioambiental, la seguridad alimentaria, el marco de relaciones laborales, etc. Aportamos el punto de vista de aquella parte del sector a la que representamos, es decir de las cadenas de ámbito nacional que defienden un modelo basado en la libertad de empresa y la libre competencia, moderno y eficiente. Por tanto, nuestra Asociación siempre está dispuesta a una libre y leal cooperación con las administraciones públicas y otras asociaciones o instituciones representantes de intereses económicos y sociales. No obstante, no siempre tenemos capacidad para marcar la agenda de nuestros propios trabajos ya que éstos vienen impuestos a veces por la coyuntura social o productiva y por las agendas normativas en los ámbitos europeo, nacional y autonómico.
A.: ¿Cómo se está comportando el empleo en el sector? ¿Se ha solucionado algo la alta rotación que se venía produciendo tradicionalmente en el sector?
A.P.: Nuestro sector y en concreto las cadenas de ámbito nacional, seguimos siendo de los pocos ámbitos donde se mantiene el empleo. Aún así, nuestras cadenas siguen teniendo un potencial adicional para generar puestos de trabajo si en la tramitación del proyecto de Ley de Reforma Laboral se mejora la regulación del contrato a tiempo parcial. Un buen diseño jurídico de esta figura puede convertirlo en una vía de entrada efectiva en el mercado de trabajo. Obviamente, se han reducido los niveles de rotación en nuestro sector, como consecuencia de la crisis. Las cadenas de distribución siempre han apostado por la estabilidad en el puesto de trabajo, como un factor de mejora del compromiso de los trabajadores con la empresa. Además, pensamos que es muy importante que en la tramitación del proyecto de Ley se introduzcan nuevos elementos de libertad en la definición de la negociación colectiva. Un sistema moderno de relaciones laborales debe dejar que los propios empresarios libremente asociados definan junto con los representantes de los trabajadores el marco mas adecuado para el ejercicio de la actividad. Hay que abandonar definitivamente las estructuras rígidas de negociación colectiva que restan competitividad y dinamismo a los sectores y las empresas.
A.: ¿Cómo se imagina la distribución alimentaria en un futuro?
A.P.: Las cadenas de supermercados seguirán siendo un elemento fundamental dentro de la cadena agroalimentaria. Entendemos que somos un aliado clave para los productores, ya que tenemos la capacidad para detectar las necesidades y las tendencias de los consumidores. Creemos que no puede entenderse una distribución alimentaria moderna sin la presencia de las cadenas de supermercados de ámbito nacional, como un agente fundamental para la dinamización del mercado. Pensamos, además, que el consumidor cada vez más respalda y aprecia nuestro papel para hacer llegar a cualquier parte del territorio soluciones para todos los gustos y todos los bolsillos. También reconoce la capacidad de las empresas para incorporar al surtido nuevos productos más seguros, de más calidad, más funcionales, más saludables, más adaptados a necesidades de colectivos concretos y más respetuosos con el medio ambiente.
A.: ¿Qué medidas tomaría ACES para intentar reanimar el consumo? ¿Se está caminando en la buena dirección?
A.P.: Desde la Asociación transmitimos a los responsables políticos y la sociedad el punto de vista sectorial que representamos. Entendemos que se debe desarrollar una política económica clara, coherente y eficaz para salir de la crisis, con un marco macroeconómico y regulatorio en el que las empresas puedan prever y desarrollar con seguridad su actividad. Creemos que la dinamización económica en España tiene que encontrar uno de sus motores en la reactivación del consumo privado. Para la distribución comercial resulta crítica la confianza del consumidor en la economía, en la actividad de las empresas y en el funcionamiento de la cadena agroalimentaria. Desde este punto de vista consideramos muy positivo que se decida no seguir con estudio de precios por enseñas que elaboraba el extinto Ministerio de Industria Turismo y Comercio. La Administración debe ser objetiva e imparcial, no debe hacer una valoración subjetiva de de la forma de llevar a cabo la actividad empresarial. Resulta necesario recuperar el discurso técnico y riguroso y abandonar los debates demagógicos sobre la actividad empresarial de estos últimos años.