Si hace unos años las empresas del sector del PET más vinculadas al mercado alimentario estaban peleando por entrar en segmentos non food (productos de limpieza, hogar, cuidado personal y farmacia), ahora sucede justo lo contrario y es la alimentación la que concita más atención. Lo cierto es que era un movimiento esperado ya que el giro hacia estos campos se debió más a la impaciencia por la escasa entrada en los “emergentes” (zumos, lácteos y cervezas), que empujaron a las compañías a vender las excepcionales cualidades de imagen del PET en sectores como los suavizantes o detergentes, muy poco acostumbrados hasta ese momento a “venderse” en el lineal. El éxito de estas compañías ha supuesto un buen mordisco para que las que estaban más implantadas en estos mercados y empujado a los fabricantes de envases que sí trabajaban primordialmente el segmento non food a hacer el camino inverso.
Sirva de ejemplo compañías como Farmaplas, muy centrada en los sectores de higiene personal y cosmética, que el pasado ejercicio inició una inversión por valor de 5 M€ para adquirir maquinaria y ampliar su capacidad de producción. El objetivo era sobre todo dedicar los nuevos equipos al sector alimentario (tarros para productos como café o mayonesas). Otro caso es el de Envaselia Central de Envases, una de las pocas firmas dedicadas a la importación para el sector farmacéutico, que en los dos últimos años ha virado su actividad muy claramente hacia el alimentario, aprovechando sus conocimientos de envasado en sala blanca. La compañía madrileña está ahora mismo en fase de expansión, para lo que planea abrir en 2011 una oficina comercial para la Comunidad Valenciana.
Esta política no es la única. El líder destacado del sector, Grupo Gerresheimer, sigue muy centrado en el mercado farmacéutico, tanto a nivel nacional como internacional. En el extranjero, la empresa parece muy interesada en el crecimiento en los países en vías de desarrollo, para lo que ha realizado varias aperturas en zonas como Rusia, India o Brasil. Una política que combina manteniendo posiciones en sus mercados de referencia, como es el caso de España, donde en el bienio 2010/2011 acumula inversiones productivas por valor de 2,4 M€. Las empresas más locales también intentan mantener el paso que marcan los grandes grupos. Así, la barcelonesa Bopla montó un almacén automático en el último trimestre de 2010 para producto terminado. Este proyecto quiere dar respuesta a la demanda de envases “just in time” del cliente, una filosofía que se ha hecho más popular con la crisis y que obliga a las empresas fabricantes a tener un stock permanente y actualizado para dar respuesta a sus necesidades.