La industria española de las bebidas refrescantes no está siendo ajena a la crisis macroeconómica actual y acumula un descenso de las ventas del 5% en lo que va de año, dos punto más que en el conjunto de 2008. Esta caída ha venido asociada, en buena parte, al retroceso en más de un 10% del consumo en hostelería , clave para el sector. Su importancia es tal que, según distintos estudios de la asociación sectorial ANFABRA, “el 75% de los españoles prefiere beber refrescos fuera de casa y en compañía de amigos o familiares”. Sin embargo, la situación económica está modificando ciertos hábitos de los consumidores, que cada vez más hacen vida social en el hogar. Éstas ha sido algunas de las principales conclusiones de la 'XXI Asamblea General de ANFABRA' , celebrada recientemente en Oviedo, que también ha estado marcada por la celebración del '175 Aniversario' de la industria de refrescos en España. Además, durante la asamblea se elegió como nuevo presidente de ANFABRA a Iñigo Madariaga, de Pepsico, en sustitución de Francisco Daurella, que ocupó el puesto durante los últimos seis años.
De la farmacia a los hogares de toda España
La historia de las bebidas refrescantes en España nace en 1834 con los sifones que se empezaron a elaborar en farmacias y se tomaban para mejorar pequeñas afecciones. Los sifones se irían popularizando en los hogares y también en las tabernas de la época. Otro de los productos clave ha sido la gaseosa . Esta bebida, genuinamente nacional, lideró el mercado durante años. Aunque ya en las primeras décadas del siglo XX, dentro de las bebidas gaseosas poco a poco se van haciendo más conocidas las zarzaparrillas, las naranjadas, las limonadas y una “gaseosa negra”, el refresco de cola , un sabor que ya era conocido en otros países.
El éxito de las bebidas con gas en aquélla época, y muy especialmente la gaseosa, lo refleja el hecho de que alrededor de 1950 existían más de 5.000 fabricantes de bebidas gaseosas que distribuían principalmente en su provincia y los alrededores. El cristal era el material más empleado en aquella época, especialmente en botellas de litro y el envase de sifón rellenable. Mientras, el primer refresco sin burbujas en España data de 1934. Su nombre se debía al contenido de zumo de tres naranjas y su origen fue Valencia.
Posteriormente llegaron el bitter y la tónica y también surgieron nuevos envases como las latas y las botellas de plástico. A partir de los años 70 y, especialmente en los 80, se diversifican los gustos y los estilos de vida de los consumidores dando paso a los refrescos bajos en calorías y sin gas . Dos de las categorías que más han crecido en los últimos años y que representan en la actualidad el 25% y el 15%, respectivamente, de la producción anual. Dentro de ellas, las bebidas para deportistas y las de té son las que más han aumentado su demanda. Actualmente el sector está muy concentrado y en manos compañías multinacionales . Genera más de 30.000 empleos directos e indirectos, con unas 70 fábricas en las que se producen al año más de 5.000 Ml.
