La industria de alimentación y bebidas cerró 2016 con una producción de 96.419 M€, superior un 1,3% a la del ejercicio anterior. Un dato nominal, que deflactado queda en 86.498 M, con una evolución del 1,8% respecto a 2015. De hecho, el dato supera el registrado en 2008, hasta ahora el máximo de la serie histórica elaborada por la patronal.

La industria mejoró también su Valor Añadido Bruto hasta los 29.400 M€, con un ratio del 30,5% sobre la producción nominal, seis décimas más que el pasado año. Estas cifras fortalecen la posición del sector como primera industria manufacturera de España, con una aportación del 21% al PIB manufacturero y de casi el 3% al PIB nacional.

El sector alimentario alcanzó los 480.000 empleos, sumando 9.500 nuevos puestos de trabajo respecto al año anterior. Por el contrario, el consumo de alimentos en los hogares se estancó, circunstancia que Fernando Burgaz, Director General de la Industria Alimentaria del Mapama achaca a dos factores: al traspaso de momentos de consumo desde los hogares a los canales extradomésticos y el descenso demográfico, compensado parcialmente por la mayor afluencia de turistas.

El principal motor de la industria alimentaria fue un año más su internacionalización. Durante 2016, las exportaciones crecieron un 8,4% hasta los 27.500 M€, lo que convierte a España en el sexto exportador alimentario de la UE (con una cuota del 7,9%) y en el décimo de todo el mundo. En todo caso, de mantenerse la tendencia de los últimos años (y en los primeros meses de 2017, la tasa de crecimiento de las exportaciones españolas ha sido del 11%), " superaremos a Bélgica e Italia para colocarnos como el cuarto operador europeo ", aseguró Mauricio García de Quevedo, Director General de Fiab.

Siguiendo la tendencia de los últimos años, la mejora de la posición exterior de la industria alimentaria española ha estado acompañada de una doble diversificación. Por un lado, mediante la conquista de nuevos mercados más allá de la Unión Europea, que aún es el destino de dos tercios de las exportaciones. En este sentido, destaca el crecimiento durante el pasado año de Estados Unidos y China. Por otro lado, se han ido sumando nuevos sectores a los que tradicionalmente han dominado la venta al exterior. Así a los clásicos de la dieta mediterránea (carne y elaborados de cerdo, vino, aceite de oliva) se unen conservas vegetales, la industria del dulce o los lácteos.

Desafíos para 2020

García de Quevedo ha resaltado que estos buenos números no ocultan los desafíos a los que se enfrenta el sector como la necesidad de ganar dimensión o la necesidad de profundizar en las sinergias que la industria alimentaria puede encontrar con la gastronomía, el turismo y la cultura. Asimismo, ha destacado la necesidad de seguir diversificando la exportación, al tiempo que considera que el sector está maduro para aumentar su implantación en el exterior. La adopción de medidas en el ámbito de la sostenibilidad ambiental y el cambio climático, así como redoblar la apuesta por la innovación son otros de los desafíos a los que tendrá que hacer frente el sector.

La transformación digital, a diagnóstico

La Fiab se encuentra realizando un estudio para conocer cuál es el estado de las empresas alimentarias españolas en relación a la transformación digital. " Esperamos tener un diagnóstico a finales de este año, que nos permita definir una hoja de ruta a partir de 2018 para aumentar la competitividad del sector alimentario ".