La campaña de fruta de hueso -también denominada dulce- ha terminado en zonas donde se cultivan variedades tempranas. A falta de afinar los resultados de esta primera fase, los profesionales del sector prevén que la producción sea inferior al 10-15% debido a las heladas y las posteriores granizadas de 2018. También la calidad se ha visto afectada por las circunstancias meteorológicas excepcionales de este año: largo invierno, y primavera húmeda y fría. No obstante, la entrada de variedades de media estación está mejorando la calidad y la estabilidad de los precios.

Las conclusiones se desprenden de la reunión celebrada para analizar el avance de la campaña de fruta de verano entre Esperanza Orellana, directora general de Producciones y Mercados Agrarios, y representantes de la producción, transformación y distribución en el sector hortofrutícola. Estas circunstancias, según los asistentes al cónclave, han complicado la comercialización de un producto que lleva varios años en crisis por el exceso de oferta y su devaluación en los mercados exteriores.

El albaricoque ha sido el único miembro de la familia que ha aumentado su producción en relación al año anterior; mientras que la ciruela ha protagonizado la caída más pronunciada, por encima del 10-15%. En ambos casos, su valor -como corresponde al de una campaña con un nivel productivo inferior- ha crecido respecto a 2017, aunque insuficiente en zonas como Extremadura donde las inclemencias del tiempo han incidido en mayor medida sobre la calidad y el calibre del producto.

Ahora, la campaña de fruta de hueso se traslada al Valle del Ebro, que también ha sufrido cierto retraso en su calendario. Sin embargo, esta demora en el noreste español ha sido relativamente positiva, ya que no se solapa con otras áreas internas de producción. Por ello, los profesionales están observando fluidez en las salidas y, sobre todo, sin acumulación en almacenes y mercados.