Barcelona Wine Week (BWW) ha cerrado su primera edición con más de 550 empresas expositoras, 40 DO españolas presentes en el salón y cerca de 15.600 visitantes, que han asistido a alrededor de 3.200 reuniones de negocios y 50 actividades programadas. Las bodegas presentes en la feria, procedentes de prácticamente todas las comunidades autónomas españolas (con Cataluña como la más representada), han dado a conocer más de 600 referencias novedosas durante los tres días de salón (3-5 de febrero), que ha ocupado 19.000 m2 en el recinto Montjuïc de Fira Barcelona.
El presidente de Barcelona Wine Week y del Consejo Regulador de la DO Cava, Javier Pagés, ha destacado que este nuevo salón de los vinos españoles tenía como objetivo “ser un verdadero escaparate para mostrar la excelencia del vino español en el mercado internacional”, apostando por “un concepto novedoso, de alguna forma rupturista, que suponía asumir riesgos. Alimentaria es maravillosa pero el vino español precisaba de un salón propio”. Con la BWW, el reto principal era “dar a las bodegas la posibilidad de mostrarse en su gran diversidad pero también en términos de calidad y atraer a compradores e importadores especializados”. La organización de la BWW, con Antonio J. Valls a la cabeza, como director general de Alimentaria Exhibitions, “ha ejecutado una inversión muy importante, tanto en la organización de la misma como para traer a más de 350 compradores internacionales, en lo que supone una fuerte apuesta por este nuevo salón”.
BWW ha contado con la participación de medio centenar de expertos que han ofrecido distintas modalidades de catas y ponencias como el editor ejecutivo de Wine Spectator, Thomas Matthews; los sumilleres François Chartier y Ferran Centelles; el Master of Wine Pedro Ballesteros, los bodegueros Miguel y Mireia Torres y el enólogo Antonio Flores, entre otros muchos. Además de impulsar el conocimiento en torno al vino en el espacio de actividades BWWHub, el salón ha puesto en valor sus vínculos con la cultura y la gastronomía en el área BWWGastronomy, ha resaltado en una zona independiente 50 vinos creados por mujeres y ha dado a conocer las últimas tendencias en coctelería y destilados en la zona Barcelona Cocktail Art.
Un concepto renovado
¿Cómo se ha estructurado la feria, porqué se habla de concepto “rupturista”? En palabras de Antonio J. Valls, “BWW ha sido un gran reto, pues veníamos de Intervin, una feria con más de 40 años y arropada bajo el gran paraguas de Alimentaria. Pero se había detectado en los últimos años una pérdida de confianza por parte de las bodegas y los compradores y el concepto de salón vertical no funcionaba para el segmento del vino. Además, se celebraba en fechas muy cercanas a otros eventos que se estaban consolidando, como podía ser Prowein o Vinitaly. El vino necesitaba un espacio propio y un cambio de modelo. No se trataba de sacar Intervin de Alimentaria sino de reconceptualizar el salón para poner en valor la riqueza vinícola del país. Así, hemos creado una nueva marca, con un nuevo formato y nuevos precios, y se ha evolucionado hacia un modelo expositivo que combina la posibilidad de los grandes grupos de presentarse, con una zona más amplia vertebrada a partir de las diferentes zonas vinícolas y DO, que permiten un acceso más democrático a las bodegas medianas y pequeñas”.
Marta Macias, project manager de BWW insiste en que el objetivo era crear “una feria inclusiva”, en la que lo importante sea “mostrar el producto y la gran riqueza vinícola de nuestro país”, dando cabida a “toda una nueva generación de enólogos que están buscando recuperar variedades autóctonas y elaborando vinos más sostenibles”. En este mismo sentido, la organización del salón también ha apostado por un uso más racional de los recursos, comprometiéndose a reciclar la mayor parte del mobiliario utilizado en su próxima edición, que aún se estudia si se celebrará anual o bianualmente. Asimismo, ha colaborado con Ecovidrio – que ha recogido más de 10.000 botellas durante la celebración del salón- para fomentar el reciclaje de botellas y ha reducido el uso de plásticos de un solo uso.
Grandes incertidumbres internacionales
La atracción de compradores internacionales es el principal reto de la BWW, dado que “el vino español necesita mostrarse más y mejor al mundo”, explica Pagés, que en relación a las grandes incertidumbres que afectan al vino español y europeo, como son la salida de Reino Unido de la UE y la imposición de nuevos aranceles por parte del gobierno estadounidense, ha apostado por el optimismo: “Cuando algo tiene valor, como el vino europeo y el español, encuentra la manera de posicionarse. Se tendrán que producir ajustes coyunturales, pero lo cierto es que los consumidores de ambos países están acostumbrados y gustan de estos vinos y no van a renunciar a ellos”.
En cuanto al consumo interno, “no tenemos aún datos definitivos de final de año. Parece que el tercer trimestre resultó un poco flojo, pero el último se comportó bastante bien en general, por lo que creo que en 2019 las ventas habrán sido ligeramente superiores a las del año anterior. No obstante, la entrada en el mundo del vino para el consumidor español es tardía, madura. Atraer a nuevas generaciones requiere de inversiones, sobre todo en comunicación y educación y en la creación de momentos de consumo que se adapten a sus hábitos de vida".
Y ¿qué futuro le espera a BWW? “Entre todos, de forma conjunta, tenemos que conseguir armar una gran feria”, insiste Pagés, “por lo que lógicamente, nos gustaría que esos grupos o bodegas ausentes en esta primera edición confiasen en el proyecto. Creemos que existe la necesidad de un gran salón del vino español y que es importante que los compradores vean la gran variedad de bodegas y territorios, que conozcan la diversidad y calidad de los vinos de España”.
