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Las ventas de vino podrían caer hasta un 40% este año por el cierre de la hostelería

Las ventas de vino podrían caer hasta un 40% este año por el cierre de la hostelería

En un contexto actual calificado de "dramático" por la pandemia del Covid-19, que afecta de manera tan preocupante a todos los sectores económicos, y que, en el caso del vino, viene a sumarse a otras dificultades internacionales como los efectos del Brexit o los aranceles de EE.UU., la FEV ha presentado el nuevo Plan Estratégico 2019-2024.

Su presidente, Miguel A. Torres, y su director general, José Luis Benitez, han desgranado los principales retos del sector español del vino, a la par que se han presentado algunos datos sobre la situación actual de las bodegas, en medio de la crisis sanitaria. Según un informe de la FEV, el retroceso de las ventas de las bodegas en el primer cuatrimestre del año se cifra en el 34,4%, y ello "teniendo en cuenta además que en los tres primeros meses las bodegas habían obtenido buenos resultados". Este retroceso, que hacia el final del año podría encontrarse -en función de la evolución de la pandemia- entre el -20% y el -40%, se debe principalmente al cierre de la hostelería, un canal que acaparaba en torno al 50% de las ventas. Si bien el canal de alimentación se mantiene activo y el online está creciendo, no es suficiente para compensar la caída de la hostelería. Como tampoco lo son las exportaciones, con comportamientos desiguales en función de los diferentes países y canales. FIAB, Aecoc y diversas asociaciones sectoriales están ultimando una propuesta de desescalada para horeca, mientras desde el sector del vino se plantean otras medidas, como una destilación de crisis la con fondos de PASVE y una dotación presupuestaria mayor.

Los seis retos del nuevo Plan Estratégico

El nuevo Plan Estratégico 2019-2024 aprobado por unanimidad en su Asamblea General, define un total de 14 objetivos concretos agrupados en seis grandes retos estratégicos, dirigidos a aumentar el valor, la rentabilidad y la sostenibilidad del conjunto del sector del vino español; mejorar la estructura empresarial y sectorial a través de la innovación y la vertebración; y fortalecer el servicio de la FEV a sus socios.

En relación al primero de los retos, en España seguimos liderando el ranking de exportación de vino, pero sólo en términos de volumen, mientras que la mejora de la facturación es todavía una asignatura pendiente, señalan desde la FEV, y añaden “Si queremos aumentar nuestro valor en el exterior, debemos seguir trabajando para reforzar una imagen colectiva cada vez más positiva, identificando cuáles son los principales factores sociales, económicos, culturales y medioambientales que nos diferencian como sector y priorizar aquellos que nos permitan acercarnos de manera más eficaz al consumidor, a la vez que trasmitimos una garantía de calidad”. Para ello, planea acciones en conjunto con la OIVE, las DO y el ICEX, como campañas de comunicación y promoción adaptadas a los mercados y a las nuevas generaciones de consumidores. En esta comunicación “serán clave las sinergias con otros sectores como el gastronómico, el turístico o el cultural”. También alude a la necesidad de valorizar los graneles y reforzar la lucha contra el fraude. “En este nuevo periodo nos enfrentamos también a un entorno internacional muy convulso a nivel de mercados, donde la lucha contra las barreras comerciales, así como asegurar la inclusión del vino en el marco de nuevos acuerdos internacionales, también serán acciones clave para la FEV”, concluye.

En relación al segundo reto, el aumento de la rentabilidad, la FEV trabajará en varios ejes que considera estratégicos para el futuro del sector como son la inclusión de medidas de sostenibilidad medioambiental en los programas nacionales de apoyo, la regulación de los vinos sin alcohol, o nuevos desarrollos en materia de etiquetado e información al consumidor. En relación a la cadena de valor, se plantea establecer nuevos canales de diálogo con hostelería, cadenas convencionales y nuevas plataformas, y reforzar la ley de la cadena para mejorar la competitividad de todos los operadores.

Sostenibilidad e innovación, dos pilares básicos

El tercer reto tiene que ver con la sostenibilidad, que es sin duda uno de los pilares en los que nuestro sector, y por ende la FEV, debemos pivotar la estrategia presente y futura, por varias razones: nuestra vulnerabilidad a las condiciones ambientales nos hace un sector especialmente sensible al cambio climático y deberemos ser capaces de establecer las medidas de adaptación necesarias para garantizar una uva de calidad en el futuro”. Y explica, “el contexto político actual nos empuja a evolucionar hacia una industria cada vez más sostenible y respetuosa con el medioambiente, lo que queda reflejado en el diseño de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU y el Acuerdo de París. De esta forma, conceptos como la descarbonización, la biodiversidad o la economía circular deberán empezar a formar parte del día a día de nuestras bodegas. A nivel nacional, la nueva Ley de Cambio Climático marcará una hoja de ruta en este sentido y como sector debemos estar preparados para dar respuesta a las distintas acciones que se deriven de la misma y que podrán incluir medidas sancionadoras. La sostenibilidad dejará de ser una opción para ser una obligación”.

Desde la FEV se trabajará para dotar de mayor valor el esquema de certificación Wineries for Climate Protection como una herramienta útil para garantizar el compromiso de las bodegas con la sostenibilidad. Por otra parte, “el nuevo período al que nos enfrentamos también estará marcado por una fuerte corriente anti-alcohol, tanto en el plano político, donde cada vez se aplican mayores restricciones en materia de salud pública, como en el de la comunicación, donde se empieza a estigmatizar cualquier producto que contenga alcohol, sin hacer distinción por hábitos de consumo, y donde están floreciendo nuevas publicaciones de dudoso rigor científico que denostan claramente la imagen del vino y lo vinculan a temas tan graves como el cáncer. Ante esta situación, desde la FEV reforzaremos una comunicación proactiva del vino como parte de una vida saludable en sentido amplio y de un consumo responsable, apoyándonos en instrumentos ya existentes como la OIVE, FIVIN y Wine in Moderation”.

El cuarto objetivo, incrementar la notoriedad y reforzar la cohesión de la FEV, incluye un impulso de la presencia de la Federación en los diferentes territorios para aumentar su capacidad de influencia. En cuanto al quinto reto, el avance en la vertebración sectorial, es necesario para garantizar el éxito de las acciones planteadas, algunas de las cuales deberán ser canalizadas de forma adecuada a través de iniciativas conjuntas con otras entidades del ámbito vitivinícola.

Finalmente, el sexto objetivo alude a la innovación, que debe ser otro pilar en el que basar la competitividad futura de las bodegas y también contribuir a reforzar la imagen de nuestros vinos”. Y añade, “la vinculación del vino español como producto a la vanguardia de la innovación no sólo puede ofrecer un nuevo argumento para llegar a los nichos más jóvenes, sino que refuerza y respalda la imagen de calidad.” En este campo, una de las principales acciones irá dirigida la transferencia de la tecnología, identificando e impulsando nuevas oportunidades de desarrollo a través de la digitalización del sector.



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