El mercado de jamón curado de cerdo blanco, integrado en su mayor parte por fabricantes específicos de ese elaborado y productores generalistas de derivados de cerdo blanco, sufrió el pasado año la embestida del sector ibérico. La guerra, que partió de la sobreproducción del ibérico y del consecuente derrumbe de sus precios, se libró sobre todo en la distribución moderna y fue más visible en la campaña navideña. Esa competencia hizo estancar las ventas del blanco, que en el canal de alimentación sólo aumentaron un 0,3%, pese al abaratamiento del producto.
Por otro lado, la crisis general, propiciadora de actos de compra con menor desembolso, favoreció el aumento, en un 11%, de la comercialización de jamón blanco loncheado, en sustitución de las piezas. Se aceleraba así el trasvase hacia ese formato, configurado ahora además como vía de salida para los stocks y, por tanto, en nuevo frente de competencia. Ese contexto se saturación remataba la crisis de uno de los comercializadores señeros de jamón en libreservicio, el grupo Rubia, que vendía sus marcas a la zaragozana Jorge. En general, evidenciaba la exportación y la apertura de nuevos mercados como acuciante necesidad, una asignatura ya aprobada por empresas como Sánchez Alcaraz y Cárnicas Serrano.







