Las bodegas españolas son conscientes de que la sostenibilidad ya no es en ningún caso una opción sino una obligación. El grueso de las empresas consultadas por Alimarket para la elaboración de este Informe tiene desplegada una extensa batería de medidas para abordar la circularidad y la sostenibilidad en sus centros operativos. No es casualidad que una parte destacada de los presupuestos de inversión incluyan actuaciones en esta dirección, como tampoco lo es que en los proyectos de nuevas bodegas (o remodelación y ampliación de las existentes) un criterio ineludible a tener en cuenta sea este “diseño verde”.
Todos los grandes grupos sin excepciones se refieren dentro de sus planes estratégicos a la sostenibilidad como “eje central” y “pilar fundamental”, con medidas que incluyen el incremento del uso de energías renovables, la maximización de la eficiencia de los recursos hídricos y energéticos, la circularidad y reutilización de residuos, actuaciones en el packaging (reducción del peso de las botellas de vidrio, uso de materiales reciclables y/o compostables en cajas y etiquetas, etc.) y mejoras en las áreas de logística y transporte. Estas actuaciones también tienen, sin duda, un componente social, dado que el sector vinícola contribuye al desarrollo y al mantenimiento de la población en las zonas rurales; y una vertiente comunicativa, no menos relevante, puesto que casi tan importante como hacer es comunicar lo que se hace.
El compromiso de las bodegas españolas con la sostenibilidad también tiene su reflejo en el goteo constante de empresas que logran certificarse con el sello Sostenible Wineries for Climate Protection (SWfCP), impulsado por la FEV. En España, 103 bodegas contaban con este certificado al cierre de la campaña 2024, una cifra que se engrosaba en 24 miembros más apenas unos meses después (julio-2025).
La sostenibilidad como eje de los planes estratégicos
El líder nacional del sector vinícola en términos de facturación, según datos de Alimarket, el grupo García Carrión, desarrolla su estrategia Sostenibilidad 360° en el ámbito medioambiental, económico y social. Su estrategia, alineada con la de la Unión Europea Farm to Fork y la de Desarrollo Sostenible 2030, está “fuertemente apoyada en la tecnología y la innovación, y busca reducir y neutralizar la huella de carbono asociada a la elaboración de productos mediante un enfoque transversal que afecta a toda la cadena de valor”. Así, cuenta con acuerdos a largo plazo con más de 40.000 agricultores, apuesta por la producción de vinos y la gestión de viñedos ecológicos y ha instalado plantas fotovoltaicas en nueve de sus centros productivos “creando así uno de los proyectos de energía solar en el sector empresarial más grande e innovador de España para autoconsumo”. Además, en octubre de 2025 ha desarrollado, junto al fabricante de envases Vidrala, la botella ‘Cava Lite’ para la gama de Cavas y vinos espumosos de su filial Jaume Serra. Con un peso de solo 750 g, este diseño establece un nuevo récord en su segmento, reduciendo los 775 g de la botella más ligera existente hasta ahora en el mercado.
El segundo operador nacional, Félix Solís Avantis, también remarca como objetivo prioritario “avanzar hacia un modelo de operación circular y eficiente, que abarque toda la cadena de valor, desde el viñedo hasta la botella”. Entre los hitos que apunta están haber alcanzado el 99,6% de consumo energético procedente de fuentes renovables; la reducción en un 6% de la huella de carbono en un año; la puesta en marcha en 2025 de un huerto solar en Valdepeñas “capaz de cubrir hasta un 25% de nuestra electricidad de forma autónoma”; o el compromiso de residuo cero hacia el vertedero. En cuanto al packaging, la rebaja del peso de las botellas, la adopción de tapones de origen vegetal y la priorización del uso de materiales reciclables “se complementa con la evolución de nuestro portafolio, que incluye vinos ecológicos, veganos y sin alcohol, alineados con las nuevas demandas del consumidor consciente”.
El programa en el que Familia Torres integra sus medidas de adaptación y mitigación del cambio climático, denominado Torres & Earth, aspira a las cero emisiones netas en 2040. Para ello, desde 2008 ha absorbido más de 23 M€ de inversión, con actuaciones como la instalación de riego en sus fincas en Catalunya, la plantación de árboles en Chile (donde opera una filial), la instalación de placas fotovoltaicas y la implementación del transporte de vino por tren, para reducir las emisiones de CO2. Además, hace apenas unas semanas presentaba su primer vino en botella reutilizable en Países Bajos.
"Los vinos que no consigan ser sostenibles desaparecerán”
El también conglomerado de origen catalán Raventós Codorníu pone el acento en su posicionamiento como mayor elaborador mundial de cava ecológico, ante la máxima, en palabras de su CEO Sergi Fuster, de que “los vinos que no consigan ser sostenibles desaparecerán” y no sólo por cuestiones meramente medioambientales, sino también de índole económica. Como advierte Fuster, “a nivel de compradores y grandes cadenas de distribución es una demanda incontestable, sobre todo en determinados mercados, donde supone una gran ventaja competitiva ir con vino ecológico y en cambio puede penalizar el no tenerlos en tu portfolio”. Si bien apunta un aspecto controvertido de esta realidad: “las empresas tenemos que encontrar la forma de financiarlo desde dentro, porque lo cierto es que si descendemos al nivel del consumidor, en líneas generales, a igualdad de precio prefiere un vino ecológico, pero si hay una subida de precio, el criterio de compra se desplaza al bolsillo”.
Sin salir de Cataluña, el grupo Perelada&Chivite cuenta en su bodega del Empordá con electricidad procedente de energía 100% renovable, un programa de gestión eficiente del agua y prioriza el uso de materiales reciclados y de origen local para minimizar su huella ecológica. Por su parte, González Byass destaca que más del 85% de sus vinos tranquilos se comercializan ya en vidrio ligero y usa una guía de Ecopackaging para asegurar la máxima circularidad de elementos como etiquetas, cajas o flejes. Además, el 53% de su energía es verde y el 56% de su flota de vehículos propia es híbrida, para lo cual ha instalado 13 puntos de recarga para vehículos eléctricos en sus bodegas e incluso está probando un tractor eléctrico.
Dcoop apunta medidas de un orden similar, desde el uso de botellas más ligeras para reducir huella de carbono y los costes logísticos a envases reciclables; y desde la mejora en procesos de bodega (energías renovables, riego eficiente) a la obtención de certificaciones (buenas prácticas vitícolas), que ya forman parte del discurso comercial para mercados prémium y grandes retailers.
La también cooperativa Cuatro Rayas, certificada como SWfCP, considera que las cooperativas deben estar doblemente implicadas en “garantizar el nivel de vida de nuestros socios y trabajadores en el medio rural, logrando un equilibrio entre la rentabilidad, el valor y la sostenibilidad”. Así, ha implementado medidas de gestión ecológica de los cultivos, cálculo y reducción de la huella de carbono, reducción del peso del vidrio de las botellas, uso de material reciclado en los embalajes, cierres elaborados con materiales 100% reciclables y de origen natural y cápsulas sin derivados plásticos y tintas al agua.
Valorización de residuos para una economía circular
Desde la misma zona vitivinícola, Emilio Moro, que dispone de acreditaciones como el sello SWfCP, Residuo Cero y el cálculo de la Huella Hídrica, refiere cinco hitos relevantes en este área: el consumo 100% de energía procedente de fuentes renovables, la consecución de emisiones cero en alcance 2, la instalación de puntos de carga para vehículos eléctricos, la plantación árboles en un proyecto destinado a preservar la biodiversidad en su entorno natural y la valorización del 91% de los residuos generados. Precisamente este último objetivo es el que empujó a Bodegas Familiares Matarromera y Pago de Carraovejas a desarrollar el proyecto de I+D+i ‘Vinebox’. Los restos de poda de 280 ha de viñedo en la DO Ribera del Duero se han empleado en la producción de pulpa de celulosa renovable, a partir de la cual se ha obtenido papel, que ha sido empleado en la fabricación de etiquetas y cajas de cartón para sus vinos ecológicos. No es el único proyecto de circularidad en el que está inmerso el grupo, que ha llegado a diseñar, por ejemplo, etiquetas a partir de los hollejos de la uva.
Sin salir de la DO Ribera del Duero, Entrecanales Domecq e Hijos sostiene medidas similares a las de sus vecinos: uso de energía 100% renovable, proyectos de biodiversidad y viticultura regenerativa, envases más ligeros, reducción de huella de carbono y eficiencia hídrica y energética, así como la no menos importante “comunicación clara de estas iniciativas en etiquetas y soportes digitales”, lo que refuerza la confianza del consumidor y potencia la diferenciación frente a la competencia. Desde su bodega de Valladolid, Abadía Retuerta sitúa en el centro de sus planes de inversión la búsqueda de “mayor eficiencia productiva y energética”. Así, gran parte de las inversiones ejecutadas en 2025 y previstas para 2026 han ido a parar a una planta fotovoltaica, que generará el 45% de la energía que necesita, a la “renaturalización” del bosque que la rodea y al reemplazo de la climatización basada en energías fósiles.
También Bodegas José Pariente entiende la sostenibilidad “como un compromiso integral que atraviesa todas nuestras decisiones, desde el viñedo hasta la botella”. Así, refiere acciones de ecodiseño, en materia de eficiencia energética, en una gestión racional del agua (como circuitos de limpieza eficientes y planes de reutilización a través de una EDAR) y en fomento de la biodiversidad.
"No es una tendencia, sino una responsabilidad”
El compromiso de Vintae se articula en tres ámbitos: medioambiental, social y económico, “con el objetivo de construir un modelo de crecimiento responsable y duradero”. En concreto, el 100% de su energía es renovable y/o verde y ha implantado sistemas de autoconsumo solar en las bodegas; aplica medidas de control y reducción del consumo de agua; ha disminuido el micraje de plásticos, fomenta la reutilización y reciclaje de materiales y prioriza el uso de envases más ligeros. Su compromiso con el territorio “se refleja en la apuesta por la vendimia manual, la contratación de personal local y la fijación de población en zonas rurales”, porque “la sostenibilidad no es una tendencia, sino una responsabilidad”.
Por su parte, el grupo Gil Family, que es miembro Oro en International Wineries for Climate Action, dispone a día de hoy de cinco instalaciones desconectadas de la red, operadas con paneles solares y baterías propias. Además, ha implementado botellas más ligeras, cápsulas con caña de azúcar y emplea materiales reciclables en las cajas de los envases para minimizar la huella de carbono. También fabrica compost orgánico a partir de subproductos de la poda. Bodegas Peñascal, que se define como neutra en carbono, también valoriza el 99% de sus residuos, que se han reducido en un 73%. La compañía opera con energía 100% renovable, ha rebajado en un 20% el uso de agua y usa botellas ultraligeras y hechas con materiales reciclados y reciclables.
La manchega Bodegas Fernando Castro ha realizado una gran inversión en un parque de placas solares, integrando energías renovables y sistemas de eficiencia energética, mientras aboga por el uso de etiquetas realizadas a partir de materiales reciclados y biodegradables y de botellas de vidrio más ligeras y ha desarrollado un plan de gestión responsable de residuos, reduciendo el impacto ambiental en cada fase del proceso. Y Hammeken Cellars, en proceso de obtener la certificación SWfCP, está instalando placas solares y un sistema de depuración de aguas, mientras desarrolla un proyecto estratégico de ESG a nivel de grupo.
Desde La Rioja, Luis Cañas obtiene el 100% de la energía eléctrica que utiliza de fuentes renovables y, además de reducir el peso de las botellas e implementar procesos más eficientes, tiene un programa de plantación de árboles en la comarca. Su vecino, Bodegas Roda, ha puesto en marcha, junto a Martín Códax y Vitis Navarra, el proyecto Vitelite24, que persigue la mejora de variedades de uva como albariño, viura, tempranillo y garnacha para obtener vides más resilientes, sin comprometer la calidad enológica, aumentando la eficiencia productiva y reduciendo pérdidas asociadas al estrés climático.

Digitalización, al servicio de la sostenibilidad
No obstante, acometer las medidas que hemos detallado supone para las empresas españolas un innegable esfuerzo económico y, en muchos casos, de reorganización y reestructuración de sus diferentes áreas de trabajo. En este camino, las herramientas de digitalización prestan una inestimable ayuda, desde la viticultura inteligente (que permite por ejemplo maximizar la eficiencia de los recursos hídricos, controles de fermentación de la uva, anticipación de plagas, etc.) a la automatización de procesos, sistemas predictivos para planificar la estrategia comercial, gestión de almacenes y un, cada vez más largo, etcétera. Otra vertiente de esta deriva digital tiene que ver con la falta de relevo generacional en trabajos relacionados con el campo y el ámbito rural, lo que empuja a las empresas a automatizar procesos para reducir su dependencia de la mano de obra.
Por poner algunos ejemplos, Cuatro Rayas trabaja en la implantación de un data system en las líneas de embotellado y está en proceso de hacer lo propio con un SGA (Sistema de Gestión de Almacén) y un sistema de predicción de pedidos. Similares medidas son las que apunta Bodegas Ayuso, tanto un nuevo ERP para gestionar toda la bodega de forma integrada como un SGA que optimiza la trazabilidad, la eficiencia logística y la planificación de pedidos.
Entrecanales Domecq, Protos, José Pariente o Gil Family también están implementando medidas de digitalización en viñedo, como sensores, drones y sistemas de control predictivo que optimizan el riego, la fermentación y los trasiegos con mayor precisión y eficiencia. También en el ámbito del campo, González Byass está “incorporando tecnologías aún en fase experimental bajo diversas convocatorias de proyectos europeos, para lograr incorporar tractores o equipos autónomos en el viñedo, esto es, sin necesidad de conductor”. En lo que se refiere a control predictivo, destaca su enfoque “en predicción de enfermedades a partir de captura de datos climáticos y fenológicos, de manera que podamos actuar con anticipación a la presencia de enfermedades”, junto al desarrollo de modelos anticipatorios de cálculo de cosecha.
Para todas estas bodegas, y otras consultadas, la innovación tecnológica es sin duda una “herramienta estratégica para mejorar la eficiencia, la calidad y la capacidad de respuesta a las demandas del mercado”, como remarca Félix Solís Avantis, que también está implantando un sistema SAP, el cual conecta todas las áreas de la compañía, desde la gestión logística hasta la comercial, “garantizando una visión unificada y en tiempo real de la operación”.
La IA entra en el juego
Emilio Moro, por su parte, anuncia un plan integral 2024-2029 “que transformará por completo las instalaciones de la bodega, concebidas no solo como un centro de elaboración de vanguardia, sino también como un espacio experiencial de referencia”. En este proceso, se contempla la implantación de sistemas de automatización y control predictivo, la centralización de la información en un DataLake propio y la aplicación de herramientas de inteligencia artificial, que “constituyen un paso decisivo hacia un modelo de análisis avanzado y de toma de decisiones estratégicas más ágil y certero”.
Efectivamente, como señala Artevino, “la IA ha entrado de lleno en el juego”. Empresas como Bodegas Muriel y Hammeken Cellars ya la utilizan para optimizar procesos recurrentes y ganar eficiencia, a la par que invierten en formación del personal para aprovechar al máximo su potencial. Mientras, bodegas como Grandes Vinos y Marqués del Atrio ya hacen sus pinitos con la IA en las etiquetas de algunos de sus vinos, que incorporan códigos QR que llevan al consumidor hacia experiencias virtuales e inmersivas.







