Retos y oportunidades son las dos caras de la moneda para un sector como el vinícola que está obligado a acometer importantes transformaciones estructurales. En este contexto desafiante, las bodegas españolas acometen planes estratégicos en base a potentes inversiones, rediseñan sus portfolios para abordar tendencias e incluso buscan el crecimiento inorgánico vía fusiones o compras.







