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A favor de la planificación

Urge que el Gobierno comparta con los agentes sociales los distintas etapas que tiene planificadas para la lenta recuperación de la normalidad. Sin esta información la sensación de improvisación e incertidumbre que se genera ahondará en las dificultades sociales a las que nos enfrentemos.

A favor de la planificación

Marzo fue el peor mes de la historia reciente de España. Tanto en términos sanitarios, que ahora mismo es lo que más debe preocuparnos, como socioeconómicos. Y ahora nos adentramos en abril con la esperanza de reducir la progresión de la enfermedad, pero viendo que el cimiento económico sobre el que se construye nuestro estado de bienestar se tambalea. Nada hay más pernicioso para la actividad económica que la incertidumbre. Y la forma de vencerla en este momento es disponiendo de información que ayude a los agentes económicos a planificar, proyectar y tomar decisiones.

Todo ello, con el BOE echando humo a golpe de decretos cuyo espíritu no siempre podemos compartir.

Cunde entre los empresarios una extraña sensación de inseguridad jurídica, fruto de la premura con la que se están aprobando los planes de choque. La avalancha de medidas, muchas de ellas necesarias, imposibilita conocer los escenarios que ayudarán a desarrollar los planes de viabilidad. Máxime en sectores como el de la construcción en su conjunto, uno de los más castigados, que ha perdido en apenas unos días casi 40.000 afiliados y tiene cientos de miles en situación de ERTE.

Más allá de revisar la Tesorería para saber de cuánto dinero se dispone y hasta cuándo es posible aguantar, de intentar aplazar el pago de impuestos, de eliminar gastos superfluos… la pandemia obliga a los empresarios a elaborar planes de contingencia. Y, salvo que se desee articular medidas agresivas cercanas al cierre, para su elaboración necesitan dibujar el escenario al que se enfrentarán durante los próximos meses.

Pero aun entendiendo el carácter excepcional de la situación y la incertidumbre asociada, las compañías no pueden planificar su actividad mirando los próximos 15 días en el calendario y esperar para conocer las reglas del juego durante este periodo. Por ello, urge que desde el Gobierno y las autoridades competentes compartan con transparencia con los agentes sociales las diferentes fases que tienen planificadas y si en ellas se contempla una futura relajación de las medidas de confinamiento. Cómo se irán abriendo las etapas hacia la relajación, no fechas que por definición entendemos que son muy difíciles de prever.

Se intuye que, para evitar rebrotes, será necesario actuar con enormes precauciones a lo largo de los próximos meses e iniciar la actividad de forma gradual. Sin embargo, la intuición en estos momentos no es guía alguna para planificar los próximos pasos sin correr riesgos económicos (de producción, aprovisionamiento, laborales…) pero sobre todo de liquidez y solvencia que quiebren la viabilidad de las empresas sólidas y solventes.

En este sentido, convendría constituir de manera inmediata un grupo de trabajo con los agentes sociales que delimite cuanto antes los distintos escenarios y la probabilidad asociada a los mismos en cada una de las comunidades autónomas y grandes sectores, pues el impacto del virus difiere significativamente entre territorios y actividades.

Sería cuestión, al fin y al cabo, de combatir la pandemia y minimizar al mismo tiempo el alarmante shock para recuperar cuanto antes las constantes vitales de la economía y arrancar los motores de la recuperación.

Jaume Rullan, presidente de la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac)



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