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La lealtad al sistema (SATE), el principio silencioso de toda construcción confiable

La lealtad al sistema (SATE), el principio silencioso de toda construcción confiable

En el mercado del aislamiento térmico por el exterior, estamos viviendo una situación preocupante. Cada vez se instalan más soluciones SATE utilizando componentes que no forman parte del sistema validado o no cuentan con la certificación adecuada. Lo que a menudo se interpreta como un simple ajuste logístico o económico supone, en realidad, un riesgo técnico y legal de gran alcance. Y no se trata solo de una cuestión técnica. Cuando se rompe la trazabilidad del sistema, se compromete la seguridad de las fachadas, la trazabilidad de los materiales y, en última instancia, la calidad de vida de quienes habitan o trabajan estos edificios, poniendo en jaque el cumplimiento del Reglamento de Productos de Construcción.

Los SATE no disponen de una norma armonizada, y, por tanto, el marcado CE no es obligatorio. Por ello, la Evaluación Técnica Europea (ETE) se ha convertido en la referencia más fiable para acreditar el funcionamiento de un sistema completo. La ETE permite declarar prestaciones esenciales, desde cómo se comporta frente a la humedad y la mecánica, hasta su reacción ante el fuego, y exige que todos los componentes del kit certificado se utilicen conjuntamente y se suministren desde un único operador económico. Además, la normativa obliga a que un organismo notificado realice controles periódicos en fábrica, garantizando que los productos instalados son exactamente los que han sido evaluados y ensayados.

Cuando este control se ignora, las consecuencias no tardan en aparecer. Porque más allá de fallos técnicos, hablamos de incumplir la ley. La lealtad al sistema es lo que garantiza que todos los componentes de un SATE han sido ensayados y certificados como un conjunto, sustituir cualquiera de sus componentes implica, según el RPC, que quien realiza la modificación pasa a asumir las obligaciones del fabricante. Pero el problema no termina ahí. Alterar la configuración certificada afecta al comportamiento real del sistema. La clasificación al fuego se tambalea, aparecen fisuras, desprendimientos, puentes térmicos o incompatibilidades entre capas. Incluso puede acelerarse un envejecimiento prematuro que comprometa la estética y la durabilidad de la fachada.

A ello se suma un impacto especialmente delicado: el daño reputacional para el SATE y para todo el sector. Cada vez que falla un sistema instalado con componentes no certificados, no se cuestiona a quien ha alterado el kit, sino al SATE como sistema. Esto perjudica a fabricantes que invierten en ensayos, certificaciones y control de producción, y también a instaladores, prescriptores y direcciones facultativas que sí cumplen la normativa. Se erosiona la confianza en una solución que, cuando se aplica con todos sus componentes validados, ha demostrado durante décadas ser fiable, duradera y clave para mejorar la eficiencia energética.

Las consecuencias no se quedan en cada edificio afectado. El daño va mucho más allá. Europa ha fijado objetivos ambiciosos en materia de eficiencia energética, y la fiabilidad de los SATE es una pieza esencial para poder cumplirlos. No hablamos solo de rehabilitar fachadas, hablamos de transformar un parque edificatorio envejecido, ineficiente y responsable de una parte considerable del consumo energético del continente. Y si la fiabilidad de estos sistemas se pone en duda, se ralentiza uno de los procesos más determinantes para la transición ecológica y se diluye la capacidad de avanzar hacia la descarbonización del sector residencial. La lealtad al sistema no es, por tanto, solo un asunto técnico: es un requisito estructural para que Europa pueda cumplir su hoja de ruta.

Por todo ello, es fundamental que todas las compañías del sector estén comprometidas con la calidad y la seguridad de los sistemas que comercializan. Solo mediante la implementación de controles internos adicionales y un seguimiento riguroso de los materiales y los procesos de aplicación se puede garantizar que los sistemas funcionen tal y como fueron evaluados, preservando la trazabilidad y la coherencia de cada componente. La profesionalidad y la responsabilidad no se limitan a cumplir la normativa: son la verdadera garantía de fachadas seguras, duraderas y eficientes.

Cuando se respeta la integridad de cada kit SATE, se protege tanto al usuario final como la reputación y credibilidad de todo el sector. Informar, formar y alertar sobre los riesgos de utilizar sistemas no certificados o combinados es una obligación que sostiene la confianza en la construcción y la sostenibilidad del parque edificatorio europeo, porque mantener la coherencia y la trazabilidad de cada componente es, en esencia, la fuerza de la lealtad y el valor del sistema.

Manuel Martínez es responsable de producto SATE y acústica de Sto Ibérica



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