Las empresas farmacéuticas son las responsables de evaluar la estabilidad de sus fármacos y la compatibilidad e interacción con el envase en el cual lo distribuyen. Sin embargo, según se señala desde el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), hay preparaciones que las farmacéuticas no comercializan y deben ser elaborados en el ámbito de la farmacia hospitalaria. Se trata de fórmulas magistrales que son dispensadas a los pacientes como formulaciones estériles, pero en las cuales resulta muy difícil llevar a cabo los costosos estudios de estabilidad y compatibilidad con el envase.
Para asegurar la inercia y la estabilidad del fármaco el mayor tiempo posible, se recurre a dos soluciones: utilizar envases de vidrio (que presentan un mayor riesgo de rotura y de contaminación del fármaco por el modo de dosificación) o utilizar envases plásticos con una caducidad muy reducida ante las dudas sobre su inercia y estabilidad. En este segundo caso hay además otras desventajas importantes derivadas de un mayor consumo de fármacos y de envases así como de recursos humanos dedicados a realizar múltiples preparaciones en lugar de una única.
Para resolver todos estos problemas, la empresa PFP Termopolímeros, fabricante de envases primarios para el sector farmacéutico, lidera el proyecto ‘Pharmapacksafe’, en el que participa Aimplas, junto con MicroBios, y el centro de investigación del Centro Hospitalario La Fe de Valencia, IIS La Fe. El objetivo es desarrollar envases plásticos a medida que sustituyan a los actuales asegurando su estabilidad e inercia para uso oftálmico con colirios que actualmente se dispensan únicamente en farmacias hospitalarias y que no comercializan las empresas farmacéuticas.
La sustitución de envases de vidrio por otros de plástico supondrá muchas ventajas, desde un menor riesgo de contaminación o poder prescindir del cuentagotas, hasta un menor riesgo de rotura, una mayor facilidad de dosificación y mayor facilidad de almacenamiento y transporte con un menor peso.